POR: JAIME ALBERTO ARUBLA PAUCAR
Colombia se encuentra dividida; derecha e izquierda, gobierno y oposición y como si fuera poco, marchantes contra el gobierno ocurridas el pasado 21 de abril y ahora, el primero de mayo día del trabajo, marchas en favor del gobierno. El clima de polarización no puede ser peor.
Las realizadas por la oposición al gobierno en pasado 21 de abril, constituyeron una copiosa protesta contra las reformas propuestas por aquel y en contra del Presidente de la República, donde participaron alrededor de 350.000 personas en Medellín y un total de 500.000 en todo el país. Como reacción a lo anterior, el Presidente convoca a sus seguidores a salir en su apoyo y en el de sus reformas el día del trabajo.
El Jefe de Estado reclama un espacio para participar y lanzar un discurso desde la Plaza de Bolívar de Bogotá, lo que ha ocasionado una gran polémica en los sectores sindicalistas, que no ven con buenos ojos el oportunismo presidencial, que pretende acaparar las marchas y opacar las reivindicaciones de las centrales obreras; muchas de ellas que incluso, son contradictores de sus políticas públicas.
Ante la nueva polémica que abre el Presidente con los movimientos sindicales, señaló en su cuenta de “X”: “Con o sin tarima caminaré en la marcha del primero de mayo. Los y las invito a acompañarme, muchas veces han intentado silenciarme y silenciar al pueblo. Para evitarlo, están los megáfonos. Este 1 de mayo vamos a caminar para que Colombia avance”. Otro frente de combate presidencial.
El primero de mayo se celebra en el mundo entero el Día Internacional de los Trabajadores, una fecha emblemática de la clase obrera. Como ha sido la tradición, en este día se programan varias marchas para exaltar su significado. Pero, en esta ocasión, los movimientos sindicales no le dieron buen recibo a los deseos del Presidente de la República que busca aprovecharlas en beneficio propio y de sus políticas gubernamentales.
Se escuchó del Presidente del CGT de Antioquia señalar lo siguiente: “Nosotros no estamos de acuerdo en cómo está dirigiendo este país, no estamos de acuerdo en cómo quiere hacer sus reformas, no estamos de acuerdo con el irrespeto que se le da a quienes pensamos diferente, cuando nos tildan de ‘derechistas’, ‘ultraderechistas’ (…). Nosotros no nos vamos a prestar para ese juego”.
Para ahondar en todas las divisiones en que está sumido el país, además, de la guerra de las marchas, se evidencia otra más en la fragmentada Colombia, que es la guerra de tarimas; no se ponen de acuerdo cuantas van a poner en la Plaza de Bolívar y si dejaran utilizarlas al presidente Petro, quién amenaza con alternar de megáfono en mano. Esperemos que el Presidente reaccione y entienda que su papel como Jefe de Estado, es diferente al que ejerció durante su vida como opositor de izquierda y realice un esfuerzo por unir al fragmentado país.