Frase célebre, que se le atribuye a Laureano Gómez; y efectivamente, como parte de esos hombres ilustres del pensamiento y la política colombiana, que no solamente hacían la política, también eran grandes pensadores que producían sentencias de vida extraordinarias.
Nada mejor que referirme a esta célebre frase, para referirme al tratamiento descortés y ruin, en que ha incurrido el gobierno, empezando por el presidente Duque en relación con Uribe, su mentor, al que saco del anonimato, como una balota desafortunada, para regir los destinos de nuestra nación.
Quien no tiene respeto a quien se debe gratitud, no tiene condición humana para nada, menos aún para nobles causas, como ejercer como primer mandatario de una nación.
Se ratifica aún más que, la ingratitud de los gobernantes recientes, inventos de Uribe, generalmente manipulado por consejos de indeseables, que, abusando de la confianza otorgada, utilizan sus propios intereses por encima de los del país; la gran falla de Uribe, oír indeseables.
Ahí están las consecuencias de esos errores, y no es extraño que le tiren la puerta por la cara como lo estamos viendo.
Y ese mismo tratamiento se le está dando al excandidato presidencial y extraordinario dirigente Rafael Nieto Loaiza, de las mejores cunas e inteligencias de este país y del CD, maltratado por los supuestos procesos democráticos del partido, y por tener el carácter, la inteligencia y el valor de ejercer críticas al gobierno, además con sobrada razón, tan sobrada que la mayoría de los colombianos asentimos en sus afirmaciones.
Críticas constructivas al gobierno que ha molestado a un ministrico aparecido como por arte de magia, aparecido de la misma forma en que Duque llego al país, ni siquiera con argumentos serios sino como cualquier mandadero de tienda, por ser Nieto contradictor del gobierno.
Y lo más grave es que todo lo que ha dicho Nieto es cierto, y con mayor razón en el tema de la no fumigación, cuando goza de toda la autoridad moral y política porque siendo viceministro de Justicia se redujo en gran medida las hectáreas sembradas de coca mediante la fumigación.
Entonces la maldición de la ingratitud presidencial y la ignorancia y patanería de un ministro, mensajero de tienda, lideran la furia contra quienes son la razón de ser de la existencia de este gobierno, que está utilizando la patanería y la ruindad como argumento.
Doctor Laureano, en sus manos encomiendo tanta ingratitud.
