Diario del Huila

¡Ojo con la información!

May 21, 2024

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Por: Juanita Tovar.

El próximo 8 de junio se conmemoran 45 años de la publicación de la obra “1984” de George Orwell, cuya narrativa nos transporta a un fascinante universo distópico. Aunque en su esencia, es una obra de ficción, su relevancia trasciende hacia múltiples ámbitos políticos y académicos que hoy por hoy se hacen más relevantes. Esta novela, que dibuja un retrato desgarrador de un Estado totalitario y opresivo, se me hace parecida a nuestra realidad. En sus 326 páginas, se refleja el temor y la ansiedad que caracterizaban el período posterior a la Segunda Guerra Mundial. Pero más allá de su valor como texto político y académico, el libro “1984″ se ha vuelto una referencia crucial en el panorama contemporáneo, sobre todo de la forma como el Estado interactúa con los ciudadanos, y de cómo la información penetra con una misión en particular, en la sociedad, esa parte para mí es la más importante.

Considero que, cada vez más, encontramos paralelismos inquietantes entre la realidad que vivimos y la visión de Orwell, por ejemplo la figura del Gran Hermano, un líder capaz de infiltrarse en la esfera íntima de cada individuo, guarda alarmantes semejanzas con la omnipresencia de la vigilancia, en la era digital. Las redes sociales se han convertido en plataformas que escudriñan nuestra vida, nuestra privacidad y nuestras opiniones. La capacidad de monitoreo constante que ofrecen estas plataformas resulta escalofriante, recordándonos la intrusión del poder en la esfera personal de los ciudadanos.

En los últimos años, el término «sociedades Orwellianas» ha surgido para describir situaciones que recuerdan los elementos narrativos y conceptuales de ese libro. Uno de estos, es el concepto de los «dos minutos de odio» que era un ritual en el que los ciudadanos se congregaban frente a una pantalla para recibir informes sobre la situación bélica de Oceanía, que estaba siempre en guerra. Durante ese tiempo, la población era hipnotizada por mensajes diseñados para generar un fervor patriótico, pero siempre basados en falsedades, este  fenómeno guarda una alarmante similitud con la polarización extrema y la agresividad en la opinión pública que vemos en muchas partes del mundo, incluyendo Colombia.

Por eso queridos lectores, al ver que esa “realidad orwelliana” es tan similar a nuestra realidad de país, quiero invitarlos a no tragar entero, a tener el ojo bien abierto cada vez que lean una publicación en prensa, cuando vean un noticiero y mucho más, ojo con la información que le transmite la gente que solo habla de acuerdo s un discurso creado peor basado en la información extraída de cadenas de WhatsApp. La información en Colombia está pasando por un momento crítico, existen intereses poderosos detrás de algunos líderes de opinión y frente a la próxima contienda electoral se viene más guerra sucia para quedarse con el poder en 2026.

Los odios en Twitter, ciertos titulares de algunos medios tanto de izquierda como de derecha, videos y narrativas que comparten en grupos de WhatsApp para hacer que cierto mensaje llegue a las masas son las artimañas de las que les digo que hay que ser muy cautelosos con el concepto con el que uno se queda, luego de ver, por ejemplo, la alocución de algún político, o luego de ver información en prensa, porque muchas veces si nos quieren condicionar, sea para un lado o para el otro, e identificarlo aveces es difícil.

Por eso es que encuentro tanta similitud con ese libro, pues la sociedad orwelliana representaba el deseo de limitar la capacidad individual y suprimir el libre albedrío, por ejemplo, “el Ministerio de la Verdad» se encargaba de reescribir la historia y controlar el lenguaje para eliminar la capacidad de análisis y comparación. En la actualidad, vemos intentos similares de modificar el contexto mediante nuevas definiciones y términos que minimizan el impacto de las situaciones. ¡Ojo, no seamos borregos!

Este libro sirve como manual de lo que un Estado Social de Derecho no debería ser jamás, y es crucial que nuestros líderes lo estudien detenidamente para evitar las similitudes con esta distopía. Nuestra Constitución está diseñada precisamente para prevenir que los principios de «guerra es paz», «libertad es esclavitud» y de “ignorancia es fuerza» se arraiguen en nuestra sociedad. Por eso, querido lector,  ¡ojo con la información!.

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