A los 76 años de edad, el maestro José Miller Trujillo, una leyenda viva de la época dorada de los grandes compositores huilenses, se siente privilegiado de conmemorar los 45 años de su canción «Cuando retumban las tamboras». Esta obra maestra representa un legado que ha conquistado corazones y escenarios, encapsulando la autenticidad y pasión del folclore colombiano.
DIARIO DEL HUILA, INVESTIGACIÓN
En el universo de la música colombiana, donde la autenticidad y la pasión se entrelazan con las raíces culturales, destaca una obra que ha perdurado en el tiempo y en los corazones de aquellos que la han escuchado y bailado. Se trata de ‘Cuando retumban las tamboras’, una canción que este 30 de junio celebra sus 45 años de existencia, una obra maestra del compositor neivano José Miller Trujillo.
José Miller Trujillo no solo es un compositor, sino también un cronista de las emociones y las tradiciones de su tierra. La génesis de ‘Cuando retumban las tamboras’ está marcada por una profunda inconformidad con la dirección que tomaba el Festival de San Juan y San Pedro en Neiva, por allá en la época de los años 70. “El festival se ha venido deteriorando, perdiendo mucha autenticidad, a pesar de los esfuerzos por mantenerla. La inconformidad persiste mientras se intente borrar la idiosincrasia del huilense”, reflexiona Trujillo.
En 1977, ‘Wiponga’, como también es conocido en el mundo artístico, ya era una persona de renombre en el ámbito musical, pues el dueto Los Tolimenses, conformado por Emeterio y Felipe, había grabado su canción «Que Vivan San Pedro y San Juan». Con entusiasmo, él y sus amigos se inscribieron en un concurso de rajaleñas, contando con la complicidad de alguien que les permitió participar.
«Nos dieron una caja de aguardiente como estímulo, pero al final no nos pudimos presentar porque uno de los muchachos fue irresponsable y no ensayó», recuerda Trujillo.
«Yo había compuesto una copla que decía: ‘Cuando suenan las tamboras en el día de San Juan la gente sale alegre…’. Sin embargo, no nos pudimos presentar y tuve que inventar una excusa diciendo que el muchacho del tambor se había fracturado la mano derecha y que el del tiple, viniendo de Campoalegre, también se lastimó la mano en una frenada del colectivo. Me creyeron la mentira, pero mi mayor preocupación era que me pidieran de vuelta la caja de aguardiente», cuenta entre risas.
Con esa excusa y algo más tranquilo, Trujillo se dirigió a la casa de Don Marlio Cucalón, ubicada sobre las gradas de la Calle Sexta, frente a la antigua Concha Acústica, donde se realizaban las festividades en junio. «Teníamos una vista privilegiada, le llamábamos el palco presidencial, pues era muy amigo de toda esa familia, incluida Luz Cucalón, la primera Reina Nacional del Bambuco. De pronto, anuncian a los rajaleñeros del Iguá, así se llamaba nuestro grupo. Fue un momento incómodo, pero lo que más me frustró fue no poder participar».
Este episodio, aunque incómodo, fue la chispa que encendió la creación de una de las canciones más emblemáticas del folclor huilense, «Cuando retumban las tamboras».
Un momento de epifanía
El 17 de mayo de 1979, mientras caminaba por la Calle 9 con Carrera Séptima, frente a la casa del médico Miguel Barreto y el Colegio La Presentación, Trujillo experimentó un momento de epifanía.
“Pasaba justo por la casa de Marieta Cucalón y la escuché silbar con un compás melódico. Empecé a silbar por inercia y así surgió ‘Cuando retumban las tamboras siempre me voy a tunar’. De ahí salió la canción. No sé qué me pasó ese día, pero lo cierto es que antes del mediodía ya estaba terminada. Alguien me preguntó alguna vez qué estaba haciendo el día que compuse la canción, y le respondí que trabajando en RCN (Recorriendo las Calles de Neiva). Esta frase se ha convertido en uno de mis dichos habituales, como tantos otros”, recuerda con claridad, a sus 76 años de edad.
La canción no solo se convirtió en un éxito local, sino que trascendió fronteras. Ganó el primer puesto en el Concurso Nacional de Composición Musical Jorge Villamil Cordovéz, celebrado en el Teatro Pigoanza de Neiva, el 30 de junio de 1979, donde compitieron 60 compositores de todo el país. Desde entonces, ‘Cuando retumban las tamboras’ ha sido interpretada y adaptada por diversos grupos y artistas, llevando el espíritu festivo del Huila a escenarios nacionales e internacionales.
Un legado que trasciende fronteras
El Ballet Folclórico de Antioquia ha sido uno de los principales embajadores de esta canción, llevándola a más de 33 países de cinco continentes, incluyendo España, Bélgica, Suiza, Holanda, Francia, Estados Unidos, Canadá, México, Panamá, República Dominicana, Ecuador y Chile, entre otros. Este reconocimiento global no solo ha puesto a ‘Cuando retumban las tamboras’ en el mapa de la música folclórica internacional, sino que también ha reafirmado la riqueza cultural del Huila y de Colombia.
En palabras de Trujillo, “Cuando Retumban las Tamboras partió en dos la historia del Festival Folclórico y Reinado Nacional del Bambuco. Ha sido danzada en los reinados en muchas ocasiones, atendiendo el clamor del público nacional que quiere escuchar melodías diferentes, evitando los libretos ortodoxos y acartonados”. La canción ha tenido más de 20 versiones grabadas profesionalmente y ha sido reconocida por SAYCO como una canción representativa de Colombia.
En su egoteca, el maestro Trujillo guarda con cariño las primeras grabaciones, recortes de prensa y fotografías. Sin embargo, asegura que, a pesar de su esfuerzo por conservar todas las interpretaciones de su canción, ya se le ha escapado de las manos, pues el universo de intérpretes ha crecido y se ha diversificado enormemente a lo largo de estos 45 años.
Más allá de las tamboras
A pesar de ser mayormente conocido por esta canción, José Miller Trujillo rechaza la idea de ser un artista de una sola obra. “No soy solo tamboras”, afirma con determinación. Su carrera musical incluye una vasta producción que abarca distintos géneros y ritmos, desde el sanjuanero hasta el tropical colombiano. Entre sus composiciones más destacadas se encuentran ‘Inesita’, ‘La ronda Sampedrina’, ‘Noche de Vacas Locas’, ‘Rumichaca’, ‘El Negro Miguel Barreto’ y ‘Raza, Tradición y Alegría’. Además, antes del nacimiento de ‘Tamboras’, ya había ganado reconocimiento con obras como ‘Compadre Ely’, ‘Color de Cumbia’ y ‘El Mono Paternina’, interpretadas por la famosa Orquesta Los Ocho de Colombia.
Su primera canción, compuesta a los 15 años, fue ‘Antioqueña Bambuquera’, inspirada por la belleza de Rocío Cock Jaramillo, la tercera Reina Nacional del Bambuco. Aunque inédita, esta obra marcó el inicio de una carrera que sigue vigente. Su primera canción grabada y conocida fue ‘Que Vivan San Pedro y San Juan’, interpretada por Emeterio y Felipe Los Tolimenses, en junio de 1972.
La lucha por la autenticidad
José Miller Trujillo ha mantenido una postura firme en defensa de la autenticidad y la calidad en la música. Se niega a participar en concursos o a ser jurado calificador, prefiriendo que sus obras se conozcan de manera honesta y evitando el engaño y la extorsión presentes en el sector de la divulgación musical. “Prefiero siempre la calidad a la cantidad”, sentencia.
Esta ética profesional también se refleja en su rechazo a los patrocinios con dineros ilícitos o de dudosa procedencia. Trujillo se mantiene alejado de las tendencias comerciales nocivas, optando por letras con sentido positivo y mensajes filosóficos y sociales.
Una celebración de legado
En Neiva, su ciudad natal, y más allá, el público ha celebrado el legado de ‘Cuando retumban las tamboras’ en diversas ocasiones. El Ballet Folclórico de Antioquia conmemoró los 40 años de la canción en Medellín, y la obra sigue siendo un pilar en las festividades y presentaciones culturales.
La contribución de José Miller Trujillo a la música folclórica y su impacto en la identidad cultural del Huila y de Colombia son innegables. Su música no solo ha resonado en los festivales y escenarios nacionales, sino que ha llevado la alegría y el ritmo de las tamboras a audiencias globales. En el 45 aniversario de ‘Cuando retumban las tamboras’, celebramos no solo una canción, sino el espíritu indomable de un compositor y de una leyenda viva, que ha dedicado su vida a preservar y promover la rica herencia musical de su tierra.
