Por: Álvaro Hernando Cardona González
Hemos descrito algunos comportamientos de nuestros paisanos que causan daño al entorno natural, y en particular, denunciado a aquellos conductores que calificamos de perezosos por cuanto no son capaces de aguantar botar la basura y los desperdicios que producen al conducir mientras encuentran un recipiente adecuado. También hemos descrito comportamientos que generan desorden, suciedad, ruido, mayores concentraciones de gases en algunos lugares específicos de las principales ciudades del Huila y hemos abogado porque los peatones dejen de echar basuras a calles, bermas, parques y alcantarillas. Pero aún son muchos los que eso hacen en detrimento de sí mismos y de todos. En Colombia parece que todos estuviéramos contra todos, ¿no les parece?
Es extraño encontrar conductores que eviten y repriman a sus acompañantes cuando botan basura a nuestro ambiente natural aun cuando yo harto sabemos que de este depende la vida y la salud; de todos.
Todos somos responsables y tenemos el deber, antes que cualquier derecho, de velar por la conservación y recuperación del medio natural que nos rodea. Eso de verdad es ético.
Insistimos: del entorno se obtiene lo necesario para la vida humana, sana y digna. Y también tenemos ese imperativo, como un deber económico, porque no sólo con la transformación de los recursos naturales logramos progreso y sino que alcanzamos los niveles de vida deseados para todos.
Ah, ¿que al señor taxista no le importa botar un papel a la calle, que al pasajero de una buseta tampoco botar papel de aluminio a los prados, que al conductor del colectivo no le afecta el ruido que causa su vehículo y el pito al cual se pega, o al mototaxi le vale nada estar usando el pito y hasta cornetas para buscar clientes? Claro, su falta de ética y razón noles hace ver que gracias a ellos, nos incrementan las tarifas de recolección y barrido de calles; no les afecta que la basura se amontone causando suciedad y produzca lixiviados que contaminen las pocas aguas subterráneas que aún quedan o que afea la ciudad y que mermen los turistas y los ingresos que a todos tanta falta nos hacen.
No sólo somos inconscientes; somos ignorantes ante nuestra propia destrucción y ruina.
Reflexionemos un poco. Ojalá tomemos conciencia de la responsabilidad y deberes ciudadanos; los nuestros. En adelante no sólo conduzcamos vehículos, sino nos comportemos como ciudadanos responsables con la sociedad; ésa que tanto anhelamos limpia, descontaminada, desarrollada y sana. Primero el deber, para reclamar derechos; hacerlo disminuirá verdaderamente los conflictos y asegurará la paz esquiva ¿será por eso que no la tenemos?