El presidente Gustavo Petro lideró la develación del sombrero del líder asesinado del extinto grupo M-19 en la Casa de Nariño
DIARIO DEL HUILA, ACTUALIDAD
El 17 de junio de 2024, el Ministerio de Cultura emitió la resolución 218, reconociendo el sombrero de Carlos Pizarro, líder asesinado del extinto grupo guerrillero M-19, como Patrimonio Cultural de la Nación. Este objeto, considerado un símbolo de paz para Colombia, generó diversas reacciones, incluyendo críticas de figuras como la senadora María Fernanda Cabal.
El acto de develación del sombrero se llevó a cabo en la Casa de Nariño y fue liderado por el presidente Gustavo Petro, quien destacó la importancia de reconocer y preservar elementos históricos que representan momentos significativos en la historia del país. Según la Presidencia, el sombrero mide 35,5 centímetros de largo, 30 centímetros de ancho y 8,5 centímetros de alto. Está tejido en fibras naturales y sintéticas con un soporte interno y cuenta con un tafilete de cuero café. El sombrero es de color beige con una cinta exterior negra.
Reacciones al acto de develación
La resolución y el acto de develación provocaron una ola de reacciones en diversos sectores de la sociedad colombiana, tanto a favor como en contra. Una de las voces más críticas fue la de la senadora María Fernanda Cabal, del Partido Centro Democrático. A través de sus redes sociales, la legisladora manifestó su rechazo a la resolución y cuestionó la lógica de declarar el sombrero de Pizarro como patrimonio cultural.
En su cuenta de X (antes Twitter), la senadora escribió: “¿También harán del mugroso trapo de ‘Tiro Fijo’ un monumento nacional? ¿Para cuándo convertirán en patrimonio cultural algún avión del narcotraficante socio del M-19 Pablo Escobar? Debemos trabajar en una ley que prohíba los honores y apología de criminales o terroristas”.
La crítica de Cabal se centra en el temor de que, al reconocer elementos asociados con figuras controvertidas como Carlos Pizarro, el Gobierno esté indirectamente glorificando a individuos y grupos que participaron en actos violentos y delictivos. Para estos críticos, el exlíder del M-19 no debería ser visto como un símbolo de paz, sino como un recordatorio de un pasado violento que no debería ser exaltado.
La senadora también mencionó a otros «criminales», aludiendo al temido narcotraficante Pablo Escobar y al ex líder del M-19, señalando que Carlos Pizarro era socio del líder del cartel de Medellín. Cuestionó sobre otros objetos que podrían relacionarse al excombatiente del grupo guerrillero con el narcotráfico.
Gustavo Petro y su afinidad con el M-19
El presidente Gustavo Petro fue militante del grupo guerrillero M-19 en su juventud. Posteriormente, este movimiento se desmovilizó y entró a la política en 1990. En diversas ocasiones, Petro ha mostrado su afinidad con el M-19. Una vez en la Presidencia, Gustavo Petro exhibió la bandera del extinto grupo guerrillero. Esto ocurrió el 24 de abril de 2024, durante un acto público que conmemoró el aniversario del asesinato del excomandante guerrillero Carlos Pizarro, ocurrido hace 34 años. En su intervención, el mandatario expresó que la bandera de la organización no debía ser ocultada.
Recientemente, el Ministerio de Cultura oficializó que el sombrero de Carlos Pizarro fuera catalogado como Patrimonio Cultural de la Nación, lo que confirma el orgullo que este movimiento genera en el mandatario. Esto, a pesar de que el M-19 fue señalado como responsable de la toma del Palacio de Justicia el 6 y 7 de noviembre de 1985, así como de varios secuestros, atentados, torturas y actos de violencia en el país.
Contexto y perspectivas futuras
El reconocimiento del sombrero de Carlos Pizarro como Patrimonio Cultural de la Nación refleja la complejidad de la historia colombiana y la necesidad de un diálogo amplio sobre cómo se deben recordar y honrar los eventos y figuras del pasado. Mientras algunos ven en este acto un paso hacia la reconciliación y la paz, otros temen que glorifique a personas y grupos responsables de actos violentos.
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Es crucial que el Gobierno y la sociedad trabajen juntos para encontrar un equilibrio en la manera en que se aborda el pasado, asegurando que se reconozcan tanto los logros como los errores, y que se promueva una narrativa que fomente la unidad y la comprensión mutua.
La historia del M-19 está llena de controversias y complejidades. Este grupo guerrillero, que nació en respuesta a la corrupción y la falta de democracia en Colombia, llevó a cabo una serie de acciones que marcaron profundamente la historia del país. Desde el robo de la espada de Bolívar hasta la toma del Palacio de Justicia, el M-19 dejó una huella imborrable.
Carlos Pizarro, uno de sus líderes más emblemáticos, pasó de ser un combatiente guerrillero a un defensor de la paz, desmovilizándose y aspirando a la presidencia de Colombia antes de ser asesinado. Su sombrero, ahora reconocido como patrimonio cultural, simboliza no solo su lucha, sino también el complejo proceso de reconciliación que el país ha emprendido.
Desafíos y oportunidades
El desafío para Colombia radica en cómo equilibrar estos diferentes puntos de vista, promoviendo una memoria histórica que contribuya a la paz y la cohesión social, sin olvidar las lecciones del pasado. La educación y la cultura juegan un papel fundamental en este proceso, ofreciendo espacios para el diálogo y la reflexión.
El reconocimiento de símbolos como el sombrero de Pizarro puede servir como una oportunidad para abrir conversaciones sobre la importancia de la paz, la justicia y la reconciliación en una sociedad que aún enfrenta desafíos significativos en términos de violencia y desigualdad. Es una invitación a mirar el pasado con un ojo crítico pero constructivo, buscando construir un futuro más inclusivo y pacífico.
El acto de develación del sombrero de Carlos Pizarro y su reconocimiento como Patrimonio Cultural de la Nación han generado un debate significativo en Colombia. Mientras el presidente Gustavo Petro y sus seguidores ven este acto como un homenaje a la paz y la reconciliación, críticos como la senadora María Fernanda Cabal lo consideran una glorificación de figuras controvertidas.
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