OPINANDO Y DANDO
Por: Faiver Hoyos Hernández
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Quienes conocemos a James David Rodríguez Rubio sabemos de sus extraordinarias condiciones futbolísticas, no por nada distinto fue fichado en su momento por Real Madrid, considerado el club más grande del mundo, porque alrededor ostenta los más grandes logros que club alguno haya conseguido en su historial.
El Real para llevar a sus filas algún jugador revisa no solamente su parte técnica y física. Las estadísticas a todo nivel son evaluadas por un grupo de asesores para hacer que una contratación cualquiera que sea no vaya a ser un fracaso. Para un volante creativo, el rendimiento del 10 colombiano fue contundente: jugó 125 partidos y marcó 37 goles. Obtuvo dos Ligas de Campeones, una Supercopa de España y conquistó dos Mundiales de Clubes.
Al indagarle al hincha cafetero sobre el mejor jugador del país en la historia no duda en mencionar a James al lado de Carlos “El Pibe” Valderrama, destacando que son dos jugadores distintos, así ambos hayan llevado el diez en su espalda. El mono era calidoso y un pase gol excepcional y si bien marcó goles, no fue su mayor virtud. James en cambio posee una zurda prodigiosa que le hizo merecedor al botín de oro en el Mundial de Brasil 2014 y dicha actuación lo condujo directo al cuadro merengue.
James nació el 12 de julio de 1991 en Cúcuta y con tan solo 17 años ya brillaba en Argentina en el club Banfield desde donde saltó en un jugoso contrato al Oporto de Portugal abriéndose un camino maravilloso. Allá conquistó la UEFA Europa League en 2011, así como la Supercopa de Portugal y la Liga de ese país. Su paso por Alemania, Inglaterra, Turquía y Qatar, entre otros, dejó huella. A la par con jugar al fútbol, estudió Ingeniería de Sistemas y ha capitalizado para ser un empresario en diversos sectores.
Ahora a sus 32 años James Rodríguez es un jugador mucho más maduro, con ganas y deseos de obtener por primera vez un título con la Selección Colombia. La Copa América en Estados Unidos se proyecta como el escenario en el cual podría materializar ese sueño.
Sus apariciones en la titular, respaldado por el técnico Néstor Lorenzo, hacen creer que este es el año del 10. Pasar factura al entrenador de Brasil Dorival Junior es quizá una de sus premisas. Fue este coach quien poco creyó cuando dirigió Sao Paulo y lo puso a chupar banca, desaprovechando y pordebajeando al talentoso jugador cafetero. El más reciente juego en Copa América demostró que James está entero y en su mejor nivel.
Que las revanchas son justas o no, eso nadie puede decidirlo. Lo que si está claro es que James Rodríguez está tapando bocas, inclusive a quienes desde los micrófonos se han atrevido a maltratarle. El buen fútbol o el “jogo bonito” como dicen los mismos brasileños, para James es fácil, porque su ingenio y capacidad individual así lo ponderan. Que viva nuestro 10, que viva James y que gane Colombia.