Los gremios de la producción nacional han lanzado un clamor al gobierno del presidente Gustavo Petro Urrego, para que se estructuren acciones gubernamentales para contrarrestar el avance de la inseguridad nacional, que los tiene azotados en todo el territorio nacional. La sociedad colombiana se encuentra hastiada por el aumento desbordado de la inseguridad ciudadana. A pesar de que se escuchan cifras oficiales, que va decreciendo en los últimos meses, las familias cada vez se ven expuestas a ser víctimas de atracos, lesiones y en muchas ocasiones de asesinatos. Estos actos delincuenciales ocurren a cualquier hora del día o la noche. No interesa el lugar. Los motorizados andan sin control alguno en las zonas urbanas y rurales. Lo preocupante, es el recrudecimiento del sicariato, que, en la mayoría de los casos, se convierten en el común denominador por el ajuste de cuentas en temas relacionados con el narcotráfico.
Ya resulta endémica la percepción de inseguridad de los colombianos. No hay estrategia, anuncio, indicador o resultado que les cambie el imaginario de una ciudad en la que el robo, el atraco, el homicidio, la extorsión, secuestro y los ataques terroristas parecieran ser pan de cada día. Y esto, aunque recientemente las autoridades dieron cuenta de avances significativos en la reducción de varios delitos. Controlar estos eventos delictivos, se ha convertido en una odisea y en un temor generalizado por este flagelo que desbordó la capacidad de respuesta de la fuerza pública y de las Fuerzas Militares. Y como si fuera poco, el relevo de la cúpula militar por orden del presidente Petro, debilita la moral de los integrantes del aparato armado del Estado. Pareciera que le molestara al ejecutivo los resultados que le propinan a las organizaciones delincuenciales del país. Eso lo percibe la opinión pública, así los áulicos del gobierno nacional digan lo contrario.
Un informe de la Defensoría del Pueblo, así lo demuestra. Es innegable el crecimiento de la presencia de los grupos armados ilegales en el territorio nacional desde que se posesionó el primer mandatario de los colombianos. El ELN ha elevado en un 56 por ciento su huella en los municipios colombianos; los grupos paramilitares, un 84 por ciento, y las disidencias de las Farc, un 141 por ciento. A lo anterior se deben añadir los aumentos de los indicadores que miden el narcotráfico, los cultivos ilícitos, además de ciertas acciones terroristas. Así lo ha expresado el viernes anterior, el Consejo Gremial Nacional, que lo integran 32 gremios de la producción nacional. Se identifican las tendencias de los últimos años en criminalidad y violencia, sino que también apunta a recoger una batería estadística y analítica para un diálogo propositivo con las autoridades. Por tal motivo, es loable que los empresarios manifiesten su preocupación por la seguridad y busquen contribuir creando espacios de diálogo con el Ejecutivo.