José Félix Lafaurie Rivera
@jflafaurie
No la tiene fácil la nueva ministra de Agricultura y Desarrollo Rural, Martha Carvajalino, en un sector donde hay mucho por hacer y todo lo que se haga es un aporte al desarrollo y a la paz.
En efecto, el campo no es solo producción agropecuaria, sino la vida de 14 millones de personas demandando educación, salud, energía, vías y un largo etcétera, que convierte a la ministra, además de administradora de su presupuesto, también en articuladora de recursos de otras carteras para darle al campo el tratamiento INTEGRAL que ha faltado.
La pobreza, la ilegalidad y la violencia que azotan al campo son hijas del abandono, y este lo es de la falta de integralidad, que ha hecho fracasar los intentos de reforma agraria limitada a la entrega de parcelas desnudas a campesinos pobres, convertidos en propietarios igualmente pobres.
Una nota periodística señala que el principal reto de la ministra será “acelerar la reforma agraria”, con la meta de comprar 600.000 hectáreas este año, de las cuales faltan ¡500.000! Nada fácil y, de lograrse, volvemos a lo mismo, tierra desnuda, pues poco se habla de proyectos que la vistan de productiva, a cargo de la Agencia de Desarrollo Rural.
Los ganaderos, dentro del convenio con el gobierno, vendimos la mayoría de esas 100.000 hectáreas y ya ofrecimos 600.000 a la Agencia Nacional de Tierras, además de nuestra experiencia técnica en la implementación de proyectos de ganadería sostenible.
Si me preguntan por prioridades de infraestructura, respondo sin dudar: ¡vías!, pues no habrá desarrollo rural en un campo con más del 90% de sus 143.000 kilómetros de vías terciarias sin pavimentar y hoy convertidas en barrizales. En Estados Unidos el desarrollo rural estuvo ligado a la construcción de vías adecuadas primero, así como el éxito de Brasil y el gran despegue rural chino. Por ahí empieza una reforma agraria INTEGRAL.
Como ganadero, un reto y la prioridad para la ministra debe ser LA LECHE, para destrabar, de una vez por todas, las distorsiones que afectan a más de 350.000 personas que viven de producirla, en su mayoría campesinos minifundistas
Durante años hemos propuesto soluciones que hace una semana renové, una vez más, en carta a la exministra Mojica, que ya está en manos de su sucesora. Solo una de ellas podría ser un buen comienzo, si se incorpora por decreto la inclusión de la leche en las dietas infantiles del ICBF y del Programa de Alimentación Escolar, PAE, con tantos cuestionamientos de calidad y corrupción.
Las vías terciarias, como la inseguridad, que también se atraviesa al desarrollo rural, no son del resorte directo de la ministra, pero, aun así, hay mucho por hacer, no solo para atender urgencias como la crisis lechera, sino para avanzar en soluciones verdaderamente integrales para el campo.
Mucho por hacer para la recuperación del campo, sin la cual, siempre lo he dicho…, nunca habrá paz de verdad en Colombia.