POR: JAIME ALBERTO ARRUBLA PAUCAR
Después de muchas y muy confusas alusiones al poder constituyente, al fin, con la designación del nuevo Ministro del Interior, el Gobierno destapa sus cartas. Efectivamente se quiere convocar al poder constituyente, a una Asamblea Nacional Constituyente, de conformidad con la actual Constitución y el nuevo Ministro tendrá como tarea, concitar las distintas fuerzas políticas para lograr un acuerdo nacional a fin de concretar la convocatoria.
El Presidente, a reglón seguido, señaló los nueve temas que serían llevados a la referida Asamblea Constituyente, temas muy enunciativos, la mayoría más propios de reformas legales, pues como garantía de derechos ya están consagrados en la Constitución actual, como lo son claramente los del primer punto, “el derecho universal a la educación, la salud y las pensiones”, que ya gozan de consagración constitucional.
Señala el Presidente la necesidad de un “nuevo ordenamiento territorial” y “el desarrollo económico y social de los territorios excluidos”, “la reforma agraria” y “la adaptación a la crisis climática”. Son otro paquete de enunciaciones muy gaseosas, temas que aborda la actual constitución y no se sabe que es lo que quiere proponer el gobierno. Pero es que además, si llegan a reformarse, sería para el siguiente gobierno, pues por los tiempos, la tal constituyente, de darse, le tocaría lidiarla al próximo gobernante.
Se incluyen además “la reforma política” y “la reforma a la justicia”, pero no se dice tampoco que es lo que se quiere modificar, cual es la propuesta. La reforma a la justicia llevan construyéndola lo que hace que empezó el gobierno y no han dicho en que consistiría, pero si habían dicho que no implicaría cambios constitucionales sino legales.
“El pacto por una economía productiva”; también es un enunciado por desarrollar, que se pensaría no tiene necesidad de reforma constitucional; si lo que se quiere es garantizar unos mínimos presupuestales para el gasto social, eso podría hacerse vía Acto Legislativo, que también concita al poder constituyente, pues el Congreso es elegido por el pueblo.
Pensaríamos que los temas del punto nueve, “La verdad judicial y el perdón social para la paz definitiva” si requieren de una reforma profunda a la Constitución, pues con las normas actuales, no se pueden adelantar ni procesos, ni perdones, ni olvidos con la delincuencia común ni con disidencias de las FARC, pues están proscritos en la actual constitución; con los disidentes de las Farc, no puede hacerse un nuevo proceso de paz y la amnistía y el indulto son para delitos políticos.
Tremenda y difícil tarea en la que han metido al nuevo Ministro, no hay un ambiente para una Asamblea Constituyente, no se ve su necesidad, muchos de los temas, son presupuestales, de gobierno y no de reforma. Estamos frente a una gran improvisación y todo pareciera indicar que el gobierno mismo no sabe lo que quiere; ha ido construyendo el tema de la Constituyente, a punto reacciones frente a los problemas políticos y de gobernanza que se le han presentado y lo más significativo de la improvisación, es que se trata de un programa para el próximo gobierno.