La sociedad colombiana se ha venido acostumbrando a los mensajes que emite el gobierno nacional a través de trinos y discursos sin ninguna profundidad para buscar soluciones a las grandes problemáticas que poseen las familias colombianas y el aparato productivo del país. El primer mandatario de los colombianos se ha convertido en un experto para generar cortinas humo, cuyos recados se convierten en la burla de algunos sectores de opinión, contribuyendo a polarizar más el constituyente primario. La situación económica que están atravesando los agentes económicos es deprimente, que se reflejan en la disminución de las ventas del comercio, menor producción, menores recaudos y por consiguiente una disminución de la demanda agregada y, por ende, aumento del desempleo. No hay que tapar el sol con un dedo de la mano. No se puede seguir ocultado el aumento del narcoterrorismo en Colombia.
El gobierno nacional, debe escudriñar salidas tendientes a la recuperación de la dinámica productiva, que se encuentra de capa caída. A los colombianos, les interesa encontrar salidas para minimizar los efectos negativos que se están presentando por el aumento de los procesos de pauperización que presentan los sectores más vulnerables de la población colombiana. Semanalmente emite mensajes para buscar los mecanismos que conduzcan a reformar la Constitución Política Nacional, con el fin de crear las condiciones de reelección, así exprese lo contrario. Solo se lo creen los áulicos del gobierno nacional. Por este motivo, las empresas encuestadoras, han difundido los resultados que reflejan los sondeos de opinión con indicadores que superan el 60% de rechazo, a todas sus iniciativas.
A 23 días de cumplirse los dos primeros años de su mandato presidencial, el país no vislumbra una luz a la salida del túnel en que se encuentra sumergido. Los empresarios se encuentran totalmente desesperados y sin esperanza alguna. Sus ventas han disminuido drásticamente, la producción nacional está en declive, los recaudos cada vez son menores a los planeados, mientras las organizaciones criminales los siguen amenazando y extorsionando. Las guarniciones militares están siendo atacadas con drones en algunas regiones del país, y podemos continuar enumerando los numerosos delitos que se siguen cometiendo contra la población civil, lo cual le genera un rechazo al accionar gubernamental. Todavía siguen pensando en la vida del cosmos y del universo, mientras los problemas sociales y económicos en el territorio colombiano, siguen agravándose sin encontrar una salida y un respaldo gubernamental para reversar este proceso degradante que estamos viviendo. Es absurdo que continúen con la persistencia en la idea de convocar una constituyente, la cual es inoportuna e innecesaria, sino que genera más divisiones que consensos de unidad nacional. Ahora salió con el embeleco del Fast Track, lo cual solo nace del imaginario presidencial. No posee el respaldo legislativo y mucho menos del electorado, que se encuentra totalmente decepcionado de su actuar presidencial.