Por: Hugo Fernando Cabrera Ochoa
El martes pasado el alcalde Germán Casagua Bonilla hizo una presentación ante los integrantes de la tertulia El Botalón, en la que socializó detalladamente aspectos relacionados con la situación financiera y económica del municipio de Neiva y presentó una serie de proyectos para mejorar la cara de la ciudad, muy interesantes y necesarios todos.
La verdad es que luego de conocer el nivel de endeudamiento en el que quedó la capital del departamento del Huila, prácticamente es una proeza desarrollar obras en este primer año de gobierno. De acuerdo a lo expresado por el ejecutivo, la deuda pública total del municipio supera los $119.970 millones, un monto que pone en graves aprietos de financiación a una localidad como ésta y que de una u otra manera amordaza al burgomaestre y entorpece sus intenciones de sacar adelante esta jurisdicción.
Es importante entender que la situación de Neiva en la actualidad, no corresponde al ejercicio administrativo del presente gobierno seccional, lo que se produce hoy es la consecuencia de hechos y acciones desarrolladas en el pasado, por tanto, sería descabellado creer o pensar que, en tan solo seis meses y medio, se pudiera subsanar la gran debacle generada por las administraciones anteriores.
Por otra parte, la falta de planificación y continuidad de proyectos importantes, con una visión de largo plazo, que sea tenida en cuenta por los mandatarios de turno, hace que la improvisación sea un patrón preponderante, sumamente lesivo para el futuro local. En este aspecto debo reconocer que el alcalde Rodrigo Lara Sánchez hizo un esfuerzo al dejar planteado un análisis de prospectiva que sirviera de carta de navegación u hoja de ruta, que, si se tuviera en cuenta, con seguridad se lograrían importantes avances para Neiva.
Con respecto a lo anterior y haciendo una comparación con el departamento, vamos a ser testigos de algo palpable y es que al haber seguido con la misma línea política y pensamiento, con respecto a la importancia del desarrollo socioeconómico del Huila, se logrará la consolidación de grandes obras para este territorio surcolombiano, en materia de vías, desarrollo agroindustrial, turismo, gasificación, modernización de la educación; ciencia, tecnología e innovación; entre muchos otros aspectos de vital importancia.
Pero en Neiva, cada gobierno prácticamente inicia desde cero, con tres dolores de cabeza que hereda uno tras otro, como son: la circunvalar de oriente, el estadio de fútbol y la planta de tratamiento de aguas residuales; por no mencionar el sistema estratégico de transporte público, la malla vial de la ciudad y las vías rurales, que no se dañaron en estos seis meses, sino que se recibieron en un estado deplorable.
Ante esta situación, es fundamental echarle una miradita al análisis de prospectiva denominado Neiva 20 – 40, algo se debe rescatar de ahí, y comenzar a pensar de manera diferente, con la mano en el corazón y tratando de hacer de ésta, una ciudad verdaderamente próspera y productiva; para lograr este propósito, es necesario redefinir el rumbo.
