Por: Adonis Tupac Ramírez
“Que gran cantidad de equivocaciones las que cometemos los que hemos pretendido enseñar, sin haber alcanzado la madurez del espíritu y la tranquilidad de juicio que las experiencias y los mayores conocimientos van dando al final de la vida” HECTOR ABAD GOMEZ.
Hace unos días falleció una residente de cirugía de la universidad javeriana víctima de la depresión al parecer secundaria a la sobrecarga y maltrato laboral. Para explicarles, en medicina se usa el termino residente para referirse al médico que está realizando una especialidad médico-quirúrgica y se coloca siempre un numero de acuerdo al año que este cursando (R1, R2,R3,R4).
Por muchos años ha sido casi una tradición la sobrecarga académica y laboral cuando se está realizando la especialidad y más en especialidades donde se maneja alto nivel de estrés. Pero para muchos no es desconocido de casos de maltrato psicológico, físico, emocional, acoso laboral y sexual que han sucedido y suceden en muchas instituciones y que simplemente se callan por el temor a represalias o por la revictimización. No contar con el acompañamiento psicológico y con la confianza que permiten los verdaderos mentores para poder generar espacios de conversación y descarga emocional es un problema que se suma.
Hoy nos vemos enfrentados a la muerte de una mujer residente y Dra., llena de sueños y ganas de servir, una muerte que nos duele y nos muestra que no podemos continuar callando, que el compromiso de la escuelas de medicina y de los docentes debe abarcar una formación humanística, que debemos seguir aprendiendo a enseñar y sobre todo a escuchar; que cada estudiante es un mundo diferente con diferentes modos de aprender.
Debemos entender que debemos cuidarnos entre todos, que la salud mental no es un chiste ni un motivo para estigmatizar o burlarnos de alguien; que esta muerte nos está mostrando el fracaso en parte del sistema educativo. No todos podemos o debemos ser docentes, esto requiere de compromiso, humildad, estudio, aprendizaje y resiliencia.
Ojala esta muerte no quede en otra cifra adicional, en solo un momento de escándalo mediático de las redes y noticieros y verdaderamente nos lleve a la reflexión, a aceptar la culpa, los errores y a comprometernos al cambio.
Personalmente agradezco que durante mi residencia de cirugía general en la USCO tuve varios profesores que me brindaron afecto, cariño, compresión y la confianza para poder hablar y hacer catarsis en muchos momentos críticos.
