Editorial
El reciente y trágico accidente en Neiva, que cobró la vida de la joven María Isabella Cuéllar y dejó a otro menor herido, nos obliga a reflexionar sobre la gravedad de la imprudencia vial y sus devastadoras consecuencias. El pasado fin de semana, una motocicleta que transitaba en contravía embistió a estos dos jóvenes en el barrio Cándido Leguizamo, para luego darse a la fuga, dejando tras de sí una escena desgarradora.
Este incidente, que ocurrió en la carrera Primera entre calles 48 y 49, ha causado una profunda conmoción en la comunidad neivana. La joven fallecida era sobrina del abogado Elkin Ortiz, un miembro de la cartera de Movilidad de Neiva. María Isabella, de tan solo 17 años, perdió la vida pese a los esfuerzos médicos, y su acompañante continúa en recuperación. La motocicleta responsable, una Moto Bajaj Boxer modelo 2012 de color negro y con placa OSO 87C, sigue siendo buscada por las autoridades, quienes se apoyan en las cámaras de seguridad y la colaboración ciudadana para identificar al culpable.
La indignación en redes sociales refleja el sentir de una comunidad cansada de la irresponsabilidad en las vías. Las imprudencias viales son una constante en Neiva, y cada vez más ciudadanos exigen acciones concretas para prevenir estas tragedias. La vida de María Isabella, como la de tantas otras víctimas de accidentes de tránsito, no debe quedar en vano. Este doloroso suceso subraya la urgente necesidad de reforzar las medidas de seguridad y educación vial.
La comunidad debe unirse para encontrar al responsable de este hecho. La colaboración ciudadana es esencial para que este lamentable suceso no quede impune. Las autoridades tienen la responsabilidad de intensificar las campañas de concienciación y sancionar con rigor a quienes pongan en peligro la vida de otros con su negligencia. No es suficiente con realizar retenes; es imperativo que las autoridades de tránsito se dediquen también a patrullar la ciudad, asegurando así que las normas se cumplan y se prevengan futuras tragedias.
Este suceso debe servir como un llamado a las autoridades de tránsito para que adopten una actitud más proactiva y efectiva en la vigilancia y control de las vías. La seguridad vial debe ser una prioridad en Neiva y en todo el país. Solo así podremos evitar que historias como la de María Isabella Cuéllar se repitan, y construiremos juntos un futuro donde nuestras calles sean seguras para todos.
No podemos permitir que la imprudencia siga arrebatando vidas. La responsabilidad de una movilidad segura recae en todos nosotros, desde las autoridades hasta los ciudadanos. Con unidad y compromiso, podemos hacer de Neiva una ciudad más segura y evitar que tragedias como esta vuelvan a ocurrir.
