DESHOJANDO MARGARITAS
Por Margarita Suárez
Estos últimos días han sido luctuosos para la fiesta de los toros, con el fallecimiento de Gonzalo Rincón, padre y gestor de la vida taurina del gran César Rincón, nuestra máxima figura de todos los tiempos. A Gonzalo lo conocí trabajando como fotógrafo en el Diario El Espacio, cuando César tenía 10 años y empezaba sus pinitos en el mundo del toro de la mano de su padre, quien en esa época ya había desistido de ser torero y soñaba con que su hijo lo lograra. Gonzalo era un hombre sencillo, atento, amable, aficionado taurino a más no poder, ejerció como apoderado de varios aspirantes a figuras de la tauromaquia. Cuando Gonzalo hablaba, gesticulaba toreando al viento, para explicar lo que quería expresar. La última vez que nos saludamos fue en España, en la finca El Torreón, situada en Santa Cruz de la Sierra (Cáceres), donde pasta la ganadería de su hijo César. Entre los dos ofrecieron a nuestra familia un suculento asado, que ellos mismos prepararon y sirvieron, con gran afecto. Delicioso. Todo con ellos siempre fue agradable por el gran afecto que nos profesamos mutuamente. Sobrevino también en el día de ayer la muerte del incomparable Paco Camino, una súper estrella, que brilló por el dominio en el ejercicio profesional del bello arte de Cúchares. Se le conoció como el “Diestro de Camas”, en alusión a su tierra natal y el “Niño Sabio” por su gran conocimiento y estilo propio. En cifras hay mucho que decir sobre este maestro ya que salió 12 veces por la puerta grande de la plaza de las Ventas de Madrid, España. Fue distinguido con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. Además de torero y ganadero, fue actor, protagonizó junto a la talentosa Angélica María, la exitosa película “Fray Torero”, dirigida por el español José Luis Sánz de Heredia. El tercer episodio doloroso de los últimos días es la sanción de la ley que prohíbe las corridas de todos en Colombia, la cual deja miles de personas sin empleo y condena a una raza a su extinción. Toda una tragedia ecológica porque será imposible criar toros de casta si no hay forma de asumir su alto costo de mantenimiento. Como bien lo dice Luis Guillermo Vélez Cabrera, en su columna de La República: “Sin corridas de toros el Bos Primigenius Taurus solo sobrevivirá en los zoológicos”.
