ALFREDO VARGAS ORTIZ
Orgullosamente Docente Universidad Surcolombiana
Doctor en Derecho Universidad Nacional de Colombia
El gimnasta Ángel Barajas, el deportista más joven en la historia de Colombia en obtener una medalla olímpica de plata, con escasos 17 años de edad, es un atleta humilde, de la capital del departamento de Norte de Santander, Cúcuta que representa una verdadera historia digna de llevar al cine o convertir en un buen libro. Detrás de su vida está su madre, Angélica María Barajas, encargada de la casa y de apoyar todo su proceso de preparación; su hermano, Youri Barajas, de solo 22 años, quien trabaja en dos lugares para sustentar a su hermano y a su familia; e igualmente su entrenador, Jairo Ruiz, un licenciado en educación física de 68 años de edad, a quien escuché decir en una entrevista frases de una sabiduría profunda que muestran por qué Ángel está donde está. Según el laureado entrenador, “para mí esto significa perfección, pasión. Tengo la felicidad de ver a un niño de estrato 1 triunfar. Esa felicidad no la tiene ni Ardila Lülle; poco la sentimos y poco la irradiamos. Para mí, la gimnasia es todo. No es el dinero, la felicidad es poder alcanzar metas que nadie más puede alcanzar. La disciplina no se negocia. Es necesario crear una escuela de padres para que sepan lo que es un atleta olímpico; allá se hace el entrenamiento invisible”. No se puede perder tiempo para que lleguen a mayores y puedan rendir mucho más.
Todo este logro está precedido por un sinnúmero de premios nacionales, sudamericanos e incluso mundiales, que se forjaron mediante una vida de esfuerzo de 12 años, durante 8 horas diarias de entrenamiento, lucha y superación personal. Sus objetivos estaban claros, al punto de tener en su habitación el espacio para colgar la medalla olímpica por la que trabajaba a diario, tal como lo afirma el propio Ángel, quien hace honor al verdadero mérito que debería caracterizar a la mayoría de los colombianos. La vida del trabajo en equipo, de la puntualidad y de la perfección ha llevado a países como Japón, China y Corea del Sur a ser los países en desarrollo que son hoy, donde la innovación, la ciencia y la cultura del esfuerzo y del trabajo los han colocado donde están. De eso estamos hechos los colombianos, de la capacidad para hacer lo imposible.
Cuántos niños se pierden en la explotación laboral infantil, en las calles consumiendo drogas, en las filas de las guerrillas y grupos armados organizados al margen de la ley. Los colombianos estamos para cosas grandes, y la disciplina, la constancia y la educación nos sacarán del atolladero en el que estamos. Que la próxima medalla olímpica sea porque en Colombia erradicamos la pobreza extrema, acabamos con el analfabetismo, y logramos que nuestros jóvenes sean verdaderas promesas del deporte y, sobre todo, de la vida, porque el Estado y la sociedad en su conjunto los apoyan. Gracias a Ángel y al profe Jairo por arrancarnos unas lágrimas de felicidad en esta patria que se sume en la división y la politiquería.