Alrededor de 300 familias de la zona rural de Doidó tuvieron que dejar sus parcelas.
El departamento del Chocó, una de las regiones más afectadas por el conflicto armado en Colombia, vuelve a ser escenario de una crisis humanitaria. Alrededor de 300 familias de la zona rural de Doidó, en el municipio de Istmina, se vieron forzadas a abandonar sus parcelas debido a los combates entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Clan del Golfo. Este desplazamiento masivo refleja la tensa situación de seguridad en la región, que continúa siendo un punto crítico de confrontación entre grupos armados ilegales.
Desplazados por el Conflicto
Las familias desplazadas, ahora refugiadas en la cabecera urbana de Istmina, se encuentran en condiciones extremadamente precarias. Muchos de ellos viven en improvisados cambuches, sin acceso adecuado a alimentos, agua potable y servicios básicos. Este éxodo forzado se suma a la larga lista de desplazamientos que han marcado la vida de las comunidades rurales de Chocó, una región históricamente golpeada por la violencia y la presencia de grupos armados ilegales.
Puede leer: Fue capturado el ‘Ñoño’ Elías y enviaron a la cárcel a Musa Besaile por caso Fonade
El alcalde de Istmina, Jaison Mosquera, expresó su preocupación por la situación a través de los medios de comunicación. «Doidó duró desplazada un año, retornó hace un mes y nuevamente le tocó retirarse de sus comunidades», explicó Mosquera, subrayando la constante amenaza que enfrentan estas poblaciones. El ciclo de desplazamiento y retorno se ha vuelto una realidad recurrente para los habitantes de esta zona, quienes ven cómo la violencia interrumpe constantemente sus intentos por rehacer sus vidas.
Crisis Humanitaria
La situación en Istmina no es un caso aislado. La crisis humanitaria se extiende a otras áreas rurales del municipio de Sipí, donde la presencia de grupos armados ilegales genera un clima de miedo e incertidumbre. Ante esta situación, el alcalde Mosquera lanzó una voz de alerta, advirtiendo sobre la posibilidad de nuevos enfrentamientos que podrían agravar aún más la situación en la región. «El miedo reinante en el territorio hizo huir de sus parcelas a alrededor de trescientas familias», señaló la Alcaldía de Istmina a través de su página de Facebook, haciendo un llamado urgente a las autoridades nacionales para que refuercen la seguridad en la zona.
La situación en Istmina es una muestra más de la complejidad del conflicto armado en Colombia, donde las comunidades rurales continúan siendo las más afectadas. Las autoridades locales y los organismos humanitarios enfrentan el desafío de brindar asistencia a las familias desplazadas, mientras exigen una solución de fondo que garantice la seguridad y el derecho a la vida digna de estas poblaciones.
Un Problema Persistente
El desplazamiento forzado en Chocó es un reflejo de la persistente violencia que azota a muchas regiones de Colombia, donde los enfrentamientos entre grupos armados siguen cobrando un alto costo humanitario. Las familias de Doidó, que apenas habían retornado a sus hogares hace un mes tras un año de desplazamiento, se ven nuevamente obligadas a huir, dejando atrás sus tierras, cultivos y pertenencias. Esta repetición del ciclo de violencia y desplazamiento resalta la necesidad urgente de una intervención estatal más efectiva para proteger a las comunidades vulnerables y poner fin a la influencia de los grupos armados ilegales en la región.
Mientras tanto, las familias desplazadas en Istmina continúan esperando una respuesta que les permita regresar a sus hogares en condiciones de seguridad y dignidad. La situación en Chocó es una llamada de atención sobre la necesidad de abordar los factores que perpetúan el conflicto armado en Colombia y de trabajar hacia una paz duradera que incluya a todas las regiones del país.
Le puede interesar: Fue capturado el ‘Ñoño’ Elías y enviaron a la cárcel a Musa Besaile por caso Fonade
