París fue testigo de un momento histórico en los Juegos Olímpicos de 2024 cuando Imane Khelif, la boxeadora argelina en el centro de una polémica sobre su identidad de género, se alzó con la medalla de oro en la categoría de 66 kg.
La victoria de Khelif fue contundente: derrotó a la boxeadora china Liu Yang por decisión unánime, en un combate que tuvo lugar en la emblemática pista central de Roland Garros, donde miles de aficionados argelinos celebraron con entusiasmo su triunfo.
La presencia de Khelif en los Juegos Olímpicos no estuvo exenta de controversia. Descalificada de los últimos campeonatos mundiales por tener altos niveles de testosterona y cromosomas XY, lo que se conoce como intersexualidad, su participación fue criticada por algunas de sus rivales y generó un acalorado debate en las redes sociales y medios de comunicación. A pesar de los cuestionamientos y los comentarios discriminatorios que ha enfrentado, el Comité Olímpico Internacional (COI) respaldó su inclusión en la competencia.
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Miembros del COI defendieron su decisión con firmeza, subrayando que Khelif, al igual que otras deportistas en situaciones similares, nació y creció como mujer, y su identidad femenina está reconocida en su pasaporte y en el ámbito deportivo desde hace años. “No hay dudas sobre que son mujeres”, afirmaron, añadiendo que cualquier objeción debería estar sustentada en estudios científicos, no en motivaciones políticas o culturales.
El público presente en Roland Garros estalló en aplausos cuando se anunció la victoria de Khelif. En medio de la ovación, celebró su triunfo con su característico baile de la victoria, posando para los fotógrafos antes de ser llevada en hombros por uno de sus entrenadores, cerrando así una jornada que quedará grabada en la historia del deporte olímpico.
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