El pasado jueves 29 de agosto, los hermanos María Angie Gutiérrez, de 15 años, y Maicol Gutiérrez, de 8, ambos miembros de la comunidad indígena Embera Chamí, resultaron gravemente heridos al pisar minas antipersona instaladas en un cultivo de plátano en el municipio de Bolívar, Valle del Cauca.
Debido a la gravedad de las heridas sufridas en las extremidades inferiores, María Angie fue trasladada a Cali para recibir atención quirúrgica especializada, mientras que su hermano Maicol fue atendido en un centro asistencial local. La Organización Regional Indígena del Valle del Cauca (ORIVAC) informó que estos actos violentos han incrementado la tensión en los territorios ancestrales, los cuales son blanco de grupos armados ilegales que alteran la paz y la armonía de las comunidades indígenas.
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El incidente ocurrió mientras los menores realizaban labores de recolección de alimentos en los cultivos de la zona. Sin saberlo, pisaron minas antipersona colocadas a la orilla del camino. La joven sufrió heridas significativas en sus pies y piernas, mientras que el menor también requirió atención médica urgente.
La ORIVAC denunció que esta región ha sido gravemente afectada por actividades delictivas y atentados que ponen en riesgo la vida de miles de civiles. Según las comunidades locales, la instalación de minas antipersona se ha extendido en áreas como el Cañón del Río Garrapatas y el Cañón del Río San Quinini, aumentando el peligro para los habitantes. Finalmente, la organización hizo un llamado al gobierno del presidente Gustavo Petro y a las entidades competentes para que tomen medidas urgentes en defensa de los derechos humanos de la comunidad Embera Chamí en el Valle del Cauca. Exigieron acciones inmediatas para proteger y apoyar a las comunidades afectadas.
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La Defensoría del Pueblo también se pronunció a través de su cuenta en X (anteriormente Twitter), condenando enérgicamente el ataque y exigiendo la protección de los menores en el conflicto armado: «Hacemos un llamado para que se respete la vida de los niños, niñas y adolescentes, y queden fuera del conflicto armado. Son personas de especial cuidado y se debe velar por entornos seguros».
