Ruber Bustos Ramírez
El reciente paro camionero, iniciado el 2 de septiembre, me llena de preocupación como campesino y caficultor. El bloqueo de vías y la falta de acuerdos entre el gobierno y los transportadores no solo está afectando a las grandes ciudades, sino que está empezando a golpear directamente a quienes, como nosotros, dependemos del campo para vivir. Cada día que pasa, el costo de los alimentos sube, y nosotros, los campesinos, que ya sufrimos el aumento en los insumos agrícolas, ahora también vemos cómo el costo de nuestra canasta básica se dispara.
El aumento del ACPM es el detonante de este paro, pero las consecuencias las sufrimos todos. Las vías bloqueadas nos impiden llevar nuestro café a los mercados, y lo que logramos vender, lo hacemos a precios que no cubren ni siquiera los costos de producción. ¿Cómo vamos a seguir produciendo si no podemos ni siquiera alimentar a nuestras familias? Este paro afecta la caficultura, pero también el bolsillo de todo campesino que depende del transporte para mover su cosecha.
Lo que me inquieta más es que, aunque el gobierno ha dicho que ha negociado con representantes del gremio camionero, muchos de los transportadores en paro aseguran que no se sienten representados. Mientras los días pasan, el diálogo parece estancarse, y la situación para nosotros en el campo se vuelve más insostenible. Si este paro se extiende, los efectos serán devastadores no solo para los caficultores, sino para todo el país.
Es crucial que el gobierno nacional busque un diálogo abierto con todos los actores, no solo con los gremios, sino con aquellos que están en las carreteras pidiendo soluciones. Los camioneros tienen sus razones, y nosotros también tenemos nuestras preocupaciones. Solo con diálogo se puede evitar que el país caiga en una crisis más profunda. No se trata de quién tiene la razón, sino de encontrar soluciones que permitan a todos seguir adelante. El campo, como siempre, está en primera línea de los impactos, y esta vez, necesitamos que se nos escuche antes de que sea demasiado tarde.
