Por: Luis Alfonso Albarracín Palomino
Recientemente el Dane publicó los resultados estadísticos del crecimiento del PIB durante el segundo trimestre de la presente vigencia. No podemos ser alegres, ni optimistas todavía con los resultados del crecimiento de la economía colombiana. El 2,1% durante el segundo trimestre del presente año, genera para algunos expertos del gobierno, el inicio del sendero de recuperación del PIB que viene de capa caída desde que inició el presente gobierno nacional. Durante el primer semestre de la vigencia anterior fue del 1,5% y para el presente año en el igual periodo representó el mismo 1,5%, lo cual refleja que no creció. Se ha mantenido en estancamiento. La economía no va bien y, peor aún, se percibe la inseguridad que reina en todos los rincones del país. Para algunos gremios de la producción, solo dos sectores respondieron al bajo crecimiento entre abril y junio que estuvo jalonada por el dinamismo de las actividades de agricultura y ganadería, y del peso del sector público. Es normal que, ante una economía que viene experimentando una fuerte desaceleración, el Gobierno destaque unos resultados sectoriales positivos; no obstante, la dinámica que refleja todo el semestre económico todavía no es suficiente para encender los motores de la producción.
Para el resto de los 10 sectores que componen esta medición, los resultados fueron negativos, que son los mayores generadores de empleo, recaudos y riqueza del país. Igualmente no podemos desconocer, los indicadores que reflejan el crecimiento de las actividades agropecuarias, y el aumento desbordado de los gastos de funcionamiento del actual gobierno, que tienen en jaque a las finanzas públicas del país, contrastan con los pobres índices de crecimiento del comercio y las industrias manufactureras, los cuales representaron 0,2, -1,6, respectivamente, los cuales vienen en cuatro trimestres sucesivos de caída, que junto con el sector de la construcción, presenta un resultado negativo del 2,8%. Estos tres grupos de actividades son cruciales, tanto por su músculo y encadenamientos, como por su capacidad de generación de puestos de trabajo, para cualquier hoja de ruta para reactivar la economía. Recordemos que son la mayor fuente de riqueza, porque representan el 80% del recaudo de ingresos tributarios, empleo y de riqueza a nivel nacional.
Son desconcertantes los anuncios del ejecutivo, para buscar el sendero de una verdadera recuperación económica para el resto de periodo que les queda. Otra reforma tributaria. Algo absurdo. Esta medida adoptada recién posesionado el presidente de la república, junto con el incremento exagerado del precio de los combustibles, generó el mayor problema para el bienestar de las familias colombianas y de los demás agentes económicos, que los tiene sumidos en la más profunda crisis económica y social que hayan tenido durante el presente siglo. Para que Colombia consolide una senda de recuperación de su economía se requiere una estrategia de reactivación concertada, integral e inmediata.
Afortunadamente se superó el problema del paro camionero, que, de acuerdo con el acta de acuerdo firmada por el gobierno nacional y los representantes de los transportadores, deja latente el abultado déficit del Fondo de Estabilización de Combustibles, que al finalizar el 2024, superará los 11 billones de pesos. Seguirá generando una incertidumbre en el saneamiento de las finanzas públicas nacionales, para el próximo año, porque todavía no se conocen los resultados del comportamiento de los recaudos para el segundo semestre de la actual vigencia.