Por: Marco Fidel Yukumà
“La estabilidad administrativa es la esencia del éxito en la gestión pública” eta reflexión es de Henry Kravis, uno de los financistas más influentes de la historia, y la uso como referente bibliográfico de mis siguientes observaciones.
Hace solo una semana el gobernador Rodrigo Villalba Mosquera, provocó una mini crisis en su equipo de colaboradores, haciendo cuatro cambios, tres secretarios de despacho, y una dirección técnica, sin que mediara una justificación o razones que le dejaran en claro a sus gobernados los alcances o la naturaleza de la trascendental decisión.
Por su puesto, que el gobernador goza de plena autonomía para disponer del equipo que lo acompaña a gobernar, pero toda decisión, por insignificante que sea en la administración pública se debe no solo explicar, sino justificar. Y en este caso nadie conoce en el fondo las razones a las que recurrió el mandatario para hacer esos cambios tan rápidos, a menos de 8 meses de haber empezado su gestión
El presidente de los Estados Unidos, expone ante la prensa sin que, incluso, se le pregunte, las razones que motivan cualquier decisión que tome, porque cualquier decisión de un gobernante por insignificante que sea, debe tener explicación lógica, convincente y objetiva, además, hay que decirlo, es más sencillo hablar con cualquier funcionario nacional que con el gobernador del Huila que se la pasa más en Bogotá y en otras partes que en Neiva.
Al no haber claridad, sobre el alcance de estos cuatro tempraneros cambios en el gabinete departamental, no queda otro camino que especular, aventurar comentarios, y recurrir a las suposiciones muy comunes cuando escasea la información oficial. La opinión pública escasamente se enteró de que hubo cuatro cambios, nada más.
Uno de los comentarios más aventurados los escucha uno en la calle, “es que esos funcionarios no estaban haciendo nada, por eso los cambiaron”, otros se atreven a teorizar, por ejemplo, que el gobernador les ordenaba hacer cosas indebidas y ellos se opusieron. También se dice en los pasillos de la mentira y los chismes, que se fueron del gabinete porque les estaban pagando un favor político, y ya les cumplieron.
Algunos analistas deducen, que como a los que salieron del gobierno ya les pagaron su favorcito, había que abrir espacio para otros que hicieron millonarios aportes a la campaña de Villalba, y hay que reponer esa platica, porque las deudas, son deudas, y hay que pagarlas como sea. Pero también se comenta que los funcionarios salientes no estaban generando los resultados esperados, y por eso, se tuvieron que ir algunos, y ensayar con otros en dependencias diferentes.
Todo este torbellino de especulaciones, simplemente porque nadie sabe a ciencia cierta, por qué cuatro cambios en cargos trascendentales, cuando apenas empieza el cuatrienio. Es claro, que este tipo de decisiones no sólo confunden sino que hacen pensar que el gobernador se equivocó escogiendo esos nombres, y debió corregir ocho meses después, cuando ya es muy tarde. En ocho meses cualquier gobierno por eficiente que sea no ha despegado, mucho menos un secretario que a duras penas le dejan calentar el puesto.
Lo que yo advierto es que hay una insospechada inestabilidad administrativa en el gobierno de Villalba, y si no se corrige, liberando las decisiones y las acciones de tanta presión política, muy difícilmente se va a lograr en los cuatro años una gestión exitosa.
