De manera insólita la institución educativa le pidió a la madre que retirara la estudiante. La mamá dice que su hija de 12 años no ha tenido un solo episodio de ansiedad. Ella dio a conocer la inquietud y siente que la castigaron por confiar en ellos.
Diario del Huila, Investigación
CARLOS ANDRÉS PÉREZ TRUJILLO
Un inédito caso de “expulsión” se dio en el Colegio Empresarial de los Andes de Neiva: una estudiante de 12 años, de Grado 6, le negaron la posibilidad de matricularla el otro año en este plantel, al parecer por su condición de ansiedad.
Su madre, en diálogo con este medio de comunicación, con cierta decepción afirmó que su pecado fue haber actuado de buena fe y darle a conocer al colegio un diagnóstico médico, donde se evidenciaba que su hija tenía un trastorno de ansiedad.
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El colegio, por su parte, luego de llamar a los padres, de adelantar un PIAR-Plan Individual de Ajuste Razonable-, les respondió a los padres de la niña que le recomendaban cambiarla de colegio porque no tenían profesionales para atenderla.
¿Discriminación?
La madre, quien prefirió reserva de su nombre para no discriminar a su hija menor, fue enfática en afirmar: “¿Mi hija tiene que pagar los platos rotos de algo que no ha sido provocado, por un tema que yo di a conocer en el colegio, confiando en que ellos iban a hacer lo mejor para mi hija, pero ahora me la discriminan por un trastorno de ansiedad que no ha pasado a mayores y que se puede manejar bajo recomendaciones?”.
La progenitora coincidió con el colegio en que ellos no tienen un personal adecuado para asumir estas situaciones “se lavan las manos discriminando y negando el derecho a la educación e inclusión de mi hija”, y agrega: “ese fue mi pecado, darle a conocer el diagnostico al colegio. ¿Cuántos niños no habrá en el mismo colegio y salón con diferentes necesidades que no han sido apropiadas, o que no han sido comunicadas, y que no lo harán pues los expulsarán? No es justo que reciba un portazo en la cara diciéndome que me niegan el cupo de la niña para el otro año”.
“A mí no me interesa que a mi hija le abran el cupo para el otro año, esto ya es un precedente de discriminación. Pero sí llegaré a las instancias correspondientes, de acurdo a como deba proceder, para que sirva de experiencia porque en pleno siglo XXI, no podemos estar hablando de discriminación de ningún tipo, los niños deben tener una educación inclusiva y los colegios están en el deber de ofertarla en Neiva”, enfatizó.
La madre dijo que en Neiva sólo hay un colegio para manejar discapacidad, pero la hija de ella no tiene una discapacidad, sino un trastorno emocional, “que fácilmente es tratable, ella no está en una circunstancia de riesgo que el colegio no pueda manejar”.
Un dolor de cabeza, la génesis
Para la madre de la menor, todo inició con un dolor de cabeza de su hija. “Se notaba aburrida”, dice, al tiempo que recuerda que el primer periodo de este año sus notas no fueron buenas. Por esta razón la llevó al siquiatra, quien le diagnosticó un cuadro de estrés, trastorno de ansiedad, y la remitió a un sicólogo.
“Yo me comunique con un neurosicólogo para ver si la niña cognitivamente estaba bien, ella le molesta y le afectan las materias numéricas. Yo le conté al colegio, yo fui la preocupada en poder ayudar a mi hija, no fue el colegio quien me dijo qué notaban en mi hija. Fui yo la que tomó la iniciativa en poder buscarle ayuda; cuando tenía el diagnóstico me dijeron que iban a trabajar de la mano, yo solicité una reunión con el equipo de docentes para poder ayudarla que era una niña que se distraía fácilmente, temas que no eran trascendentales”, recordó.
De esta reunión se asumieron algunos compromisos: llevar a la menor a terapia conductual, controles con siquiatría y sicología “todo se hizo”, recalcó la madre. En el colegio valoraron el avance de la niña, pero pese a eso, le notificaron que no le darían el cupo para el próximo año. Bajo la excusa de que no tienen profesionales para asumir el cuidado especial de su hija.
Las reuniones previas
El 12 de marzo de este año el área de Orientación Escolar del colegio hizo una reunión con los padres de la menor. Allí, básicamente, lo que le dejaron claro es que los padres habían dicho que la niña omitía letras al escribir y al leer, algo propio en muchos infantes de su edad; también quedó claro que la niña se ‘bloqueaba’ bajo presión.
Luego de esta reunión, se llegó al acuerdo de que el colegio iba a programar una reunión con el equipo de docentes, coordinador académico y de disciplina y crear una estrategia para implementar con la niña. Por otro lado, se dejó la tarea a los padres en casa de recordarle a la estudiante que si no entendía debía comunicar a sus docentes; y, por último, “en la EPS: inicio de proceso por psicología EPS: se sugiere a los dar a conocer las omisiones de letras en la letoescritura para descartar posible Dx”.
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Dos meses después, el 17 de mayo, el área de Orientación Escolar, los padres presentaron el Informe de Evaluación Neurosicológica realizado en el Consultorio Neurosicológico Integral por el especialista Jhovany Montoya Ramos, el cual da como resultado “perturbación de la actividad y de la atención” y “otros trastornos de ansiedad”.
Luego de conocerse este diagnóstico, el colegio aseguró que inició el PIAR-Plan Individual de Ajuste Razonable-, para el tercer y cuarto periodo, “el cual se define como una herramienta utilizada para garantizar los procesos de enseñanza y aprendizaje de los estudiantes, basados en la valoración pedagógica y social, que incluye los apoyos y ajustes razonables requeridos”.
El pasado 15 de agosto la madre de la menor le escribió al colegio Empresarial de los Andes solicitándole a la institución información detallada sobre la decisión tomada “incluyendo los fundamentos legales y pedagógicos” que motivaron la negación del cupo de su hija.
Más adelante, la progenitora hace énfasis en que “adicional a ello, la justificación formal frente a instancias que el colegio ha tomado, necesarias para abordar la situación de la menor, como adaptaciones curriculares, apoyo psicológico, o remisión a profesionales de salud mental”.
Ante algunos requerimientos de la madre de la menor, terminaron negándole el cupo para el otro año, justificando en el Artículo 23 del Manual de Convivencia Escolar del colegio. “Es importante subrayar que esta recomendación no solo es necesaria, sino proporcionada, con el fin de asegurar que el estudiante reciba la atención adecuada que requiere y exigen los padres de familia. Dado que el COLEGIO EMPRESARIAL DE LOS ANDES no es una institución con atención personalizada y/o especializada, instamos a los padres de familia a buscar una institución que pueda garantizar el cuidado de la salud física y/o mental del estudiante según las exigencias planteadas por ellos, utilizando las herramientas pertinentes para asegurar el interés superior del menor”, indicó el colegio.