Por: Alfonso Vélez Jaramillo
Productivo el resultado del Consejo de Seguridad extraordinario convocado por el gobernador Rodrigo Villalba Mosquera, para fortalecer la convivencia y disminuir los brotes de violencia, en Neiva y el departamento del Huila.
Asistieron funcionarios del gobierno nacional, de la comandancia del ejército, el alcalde German Casagua y sus colegas del área metropolitana, y los jefes de los organismos de seguridad y control. decisiones significativas que indican el poder de convocatoria del gobernador Villalba y su experiencia de su vida pública como legislador y ejecutivo.
Se concretó fortalecer la Policía Metropolitana de Neiva con 43 nuevas unidades, 17 patrullas motorizadas, herramientas tecnológicas con drones, más vehículos, nuevos cuadrantes de vigilancia, puntualmente, se instalarán 40 antes de finalizar el año.
Está creándose un frente especial contra la delincuencia con patrullajes urbanos conjuntos de la policía y el ejército, nuevas cámaras de seguridad, la Gobernación ya instaló 300 cámaras de vigilancia comunitaria y cinco CAI Móviles.
Lo más importante, el fortalecimiento de las Redes de Apoyo con los transportadores de taxis y colectivos, tenderos y las juntas de acción comunal, gremios separados en los últimos años por una brecha de insolidaridad que dispersa a la comunidad.
Pero se siente que falta más del gobierno del presidente Petro como jefe de Estado, jefe de gobierno y Suprema autoridad administrativa, quien debe mejorar sus relaciones con las demás ramas del poder público.
Muy necesaria la colaboración armónica del ejecutivo, con la justicia, el legislativo y los organismos de control, claro está, dentro de la regularidad de los pesos y contrapesos y, no como está sucediendo, con los ataques subliminales ensalzados por los medios de comunicación de oposición.
Da la impresión de estar asistiendo a una guerra en la cual las partes tratan de demostrar, sin sorna, quien tiene más poder y esto es nocivo para todos los colombianos, aupados por una prensa politizada y sin escrúpulos.
Si el presidente Gustavo Petro no se pone serio y deja a un lado tanta sensibilidad y romanticismo por el derecho a la vida, que se supone prima y es la garantía de una existencia digna, pero para la gente de bien, no para los delincuentes, quien sabe a dónde vamos a llegar en Colombia.
La delincuencia en todos sus niveles está acabando con el país. Lo primero que debe hacerse con voluntad es la reforma y una depuración profunda a la administración de justicia.
Una reforma en los despachos judiciales con base en una política criminal garantista y con puntuales principios de humanidad y respeto de los derechos fundamentales, pero para el ciudadano, no para el delincuente reconocido
Ya se vuelto normal saber que quienes tienen numerosas anotaciones y entrada a la cárcel por horrorosos delitos contra la vida y los bienes particulares, gocen de sus beneficios, obtienen medidas extramurales, salen, y siguen delinquiendo como si nada hubiera pasado, y quienes los denunciaron temblando de miedo y sin protección de nadie.
No estamos pidiendo un Bukele, ni algo parecido, que se aplique la ley, pero debe existir justicia en donde prime la vida el ciudadano, la colaboración de todos y en esto juega papel significativo el gobierno nacional hacia las regiones. La inseguridad esta generalizada en todos los rincones en los cuatro puntos cardinales.
Menos pelea y más acciones para mayor seguridad, se acabó el periodo de gobierno, falta dos años, y cada día se habla de delitos graves a cuyas noticias se les opone acento en los medios de comunicación azuzadores y polarizantes y alejados de los principios fundamentales de la comunicación. Trabajemos por Colombia.