Por: Jorge Eliseo Cabrera
Resultaron más efectivas las organizaciones no gubernamentales que la propia Cancillería Colombiana, al manipular y tergiversar la información sobre los hechos protagonizados en los últimos días, llenos del más profundo caos, causando severos daños a los bienes públicos y privados, entre los cuales, incendios y destrozos de buses, estaciones, CAIS, bancos, al sector comercial, además del bloqueo de numerosas vías en el territorio nacional y con cerca de 700 policías heridos. Lo que se le vendió al exterior, con la complicidad de algunos medios de comunicación, fue que los actos violentos presentados fueron causados por el exceso de fuerza por parte de la policía contra los participantes en la “Protesta pacífica”, cuando precisamente lo que ha reclamado la mayoría de los colombianos ha sido la falta de autoridad para controlar los desmanes de los participantes.
Inicialmente se adujo como pretexto, protestar contra el estúpido proyecto de reforma tributaria presentado por el gobierno nacional, y una vez el proyecto retirado, por el rechazo generalizado que despertó, se dice ahora, que la protesta continúa en contra del proyecto a la reforma de la salud, en trámite, presentado por el movimiento Cambio Radical y no por el Gobierno, y se desconocen otros argumentos, los cuales seguramente serán presentados al gobierno nacional, al iniciarse “un diálogo” que estamos convencidos, no llevará a ningún resultado positivo. Ya manifestaron que no se sentarán a conversar sino a “negociar”. ¿Negociar qué?, cuando lo que pretenden es la toma del poder por las vías de hecho. Ya lo había anunciado Diosdado Cabello: “La guerra con Colombia no se hará en Venezuela, será en Colombia”. Qué coincidencia tan grande, se ha conocido la participación de numerosos venezolanos en los actos violentos, y los últimos mensajes de Diosdado cabello y de Gustavo Petro culminan con la expresión: ¡Venceremos!.
El derecho a la protesta no puede seguir pisoteando los demás derechos de los colombianos, como: a la movilización, a la salud, a la vida, a la educación, al trabajo, a la alimentación, a la protección de sus bienes por parte del Estado, a vivir en un país libre y democrático. No queremos padecer lo mismo del pueblo venezolano, en manos de Nicolás Maduro y de Diosdado Cabello. No queremos entrar a la órbita de Cuba, Nicaragua, Irán, Rusia y China. Seguimos esperando del mandatario Nacional y de los locales la reacción eficaz, como le corresponde, para proteger a los ciudadanos, de acuerdo con la Constitución Nacional y las Leyes de la República. No podemos claudicar ante la violencia y el terrorismo, en medio de la grave crisis que ha causado el Covid-19.
No podemos evadir nuestras obligaciones. No nos dejemos atemorizar. Terminarán imponiéndose la legalidad y el orden. No más anarquía. La patria está herida pero no vencida. No la dejemos sucumbir. Es nuestro deber.
Si esas son las “Protestas Pacíficas” cómo serán las violentas…
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