Cada día las redes sociales ganan más participación sobre las emociones que sentimos. Las más populares como Instagram, TikTok y Facebook basan sus algoritmos en seducir nuestros cerebros mediante contenido y atajos que nos garantizan bienestar y felicidad de forma inmediata. Simultáneamente, este contenido nos aleja del mejor atajo hacia la raíz de nuestro bienestar que, desde mi punto de vista, surge en entender qué es lo que nos pasa por dentro y porqué nos sentimos como nos sentimos.
¿Alguna vez has notado cómo una sonrisa tiene el poder de arreglarte un mal día, o cómo un día soleado mejora por completo tu estado de ánimo? La motivación, la alegría, el estrés y muchas otras emociones que percibimos a diario se deben principalmente a cuatro químicos que no son nuevos; han estado con nosotros desde que nuestros ancestros comenzaron a evolucionar, y su objetivo principal es garantizar nuestra supervivencia tanto individual como colectiva. Aunque existen cientos de ellos, en esta columna navegaremos los fundamentales: dopamina, endorfina, serotonina y oxitocina.
La dopamina está ligada a la motivación y la gratificación inmediata. Aparece cuando logramos una meta o incluso cuando nos imaginamos alcanzándola. Actualmente, en la era del «me gusta» en la que vivimos, nos acostumbramos a las pequeñas descargas de dopamina que un “like” genera, haciéndonos adictos a esa validación instantánea. Las nuevas generaciones estamos desarrollándonos con este desbalance y el problema es que, mal dirigida, la dopamina puede empujarnos a hábitos poco saludables como las adicciones.
Las endorfinas, por su parte, actúan como analgésicos naturales, dándonos un empuje en momentos de esfuerzo y dolor. Son las responsables de esa sensación de bienestar después de ejercitarnos.
Hoy en día estamos en constante búsqueda de atajos y sustancias para sentirnos bien inmediatamente, pero científicamente es mucho más efectivo por ejemplo, movernos un poco más.
Si bien la dopamina y la endorfina nos empujan como individuo, la serotonina y la oxitocina son un poco más altruistas. La serotonina es quien mejora nuestro estado de ánimo cuando tomamos el sol o dormirmos bien, mientras que la oxitocina se libera cuando conectamos con otros. Evolucionamos como animales sociales y es por eso que un abrazo o un mensaje de cariño puede tener un impacto químico mucho más profundo que la gratificación efímera por la dopamina que sentimos al ganar una apuesta, por ejemplo.
Esto me hace pensar si, en esta era digital, valoramos lo suficiente las conexiones físicas. Tal vez nos hemos acostumbrado tanto a la inmediatez, que estamos olvidando que el bienestar verdadero requiere tiempo e interacciones reales.
Aunque podríamos profundizar en estos químicos, lo que quiero transmitirte es que aprender a reconocer estos cuatro en tu día a día sí puede cambiar rápidamente tu felicidad, motivación, estrés o tristeza. No se trata de una fórmula mágica, sino de entender que la felicidad es un proceso interno más allá de algo que podamos conseguir a través de una pantalla.
Te invito a explores más sobre estos químicos en tu cuerpo y compartas tus aprendizajes con quienes te rodean. Al final del día, no es el «me gusta» que recibes lo que perdura, sino la paz interna que cultivas.
Con el aroma de un café Entorno, te saludo,
Santiago Ospina López.