Es una opinión personal, y no tengo ningún interés en demeritar el esfuerzo que muchos dirigentes de la oposición vienen haciendo en ese sentido. Lo que creo es que, si las marchas no se realizan bajo una sola dirección y bajo una sola coordinación a nivel nacional, estaremos haciéndole en juego a Gustavo Petro.
Las del gobierno pueden estar desordenadas si se quiere, pero son convocatorias financiadas con dineros públicos y con la participación de entidades oficiales, por orden directa del presidente Gustavo Petro, que se ocupan de entregarles, a los grupos que las coordinan los viáticos, la alimentación y los dineros oficiales para cubrir los gastos de hotel y de viaje, desde sus cabildos y veredas, es el caso de las mingas indígenas y de las guardias campesinas, que vienen aupadas por los grupos guerrilleros de las Farc y del ELN a hacer presencia en la capital de la república.
Abogo para que la oposición que representa a los colombianos que no queremos más a Petro al frente de los destinos de Colombia, realice en forma coordinada y bajo una sola dirección política y pacífica las distintas estrategias y posibilidades en las que nos debemos mover. No seguirle haciendo el juego a Gustavo Petro.
Cada vez que el gobierno organiza una marcha con sus milicianos bien entrenados, los de la oposición salimos, sin medir consecuencias, a organizar la contramarcha democrática, pero la mayoría de esas contramarchas se realizan más con el entusiasmo que con la razón, y caemos en el juego que nos ha planteado el presidente cuestionado, y no pasa nada. Sus áulicos y los desatinos políticos y administrativos continúan con mayor fuerza afectando el futuro de nuestra nación.
Me llamo mucho la atención la frase que pronunció presidente de la Corte Constitucional ante una afirmación que hizo Gustavo Petro en su discurso en la plaza de Bolívar el jueves anterior, haciendo mención de que esa muchedumbre que asistió a la concentración oficial era un “salvoconducto” para afianzar sus reformas, lo siguiente: “La legitimidad de una ley no depende del número de personas que vayan a la Plaza de Bolívar sino de la Constitución que nos rige”.
Parodiándolo podemos decir que, la suerte de un gobierno corrompido no depende de la cantidad de personas que pueda sobornar el ejecutivo para demostrar su popularidad, sino de la voluntad de un pueblo mayoritario que tenga la capacidad de definirlo en las urnas”
En ese sentido es que debemos actuar. Plantear las posibles salidas a las intenciones del pichón de dictador con nuevas estrategias, en este caso, con la organización de una resistencia civil, política y pacifica bajo una sola coordinación, no quiero decir de una sola persona, sino de la unión nacional de los partidos democráticos con un riguroso plan de acción, con miras a: 1.- Impedir a todo trance la dictadura; 2.- Presentar una sola candidatura a la presidencia de Colombia que arrase con los oscuros intereses de los violentos narco chavistas. Julio Bahamón.
