Viajar a Suecia permite descubrir un modelo penal que prioriza la resocialización de los reclusos, contrastando con la realidad de muchos países latinoamericanos, donde la delincuencia y la reincidencia son desafíos permanentes. Este enfoque innovador, basado en la evidencia, es un ejemplo de cómo un sistema bien estructurado puede reducir significativamente la criminalidad y ofrecer segundas oportunidades.
DIARIO DEL HUILA, ESPECIALES
Por: Alfredo Vargas Ortiz
Viajar a un país desarrollado como Suecia, siempre será un buen momento para aprender de quienes por varias razones son considerados países con mayor nivel de desarrollo, civilización, cultura, economía, innovación, seguridad, bienestar etc. La experiencia de caminar por las calles sin tener que mirar para atrás es una sensación rara para quienes hoy vivimos en medio de un oleaje de inseguridad en nuestros países y ciudades que parece no tener salidas próximas.
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Tuve la oportunidad de viajar a realizar trabajo de campo en el marco del proyecto de investigación “Análisis de la eficacia del sistema penal, carcelario y penitenciario colombiano para darle cumplimiento a los fines de la pena de resocialización del delincuente, la reparación integral de la víctima y sus efectos en la reincidencia en el delito: un estudio comparado entre los Sistemas Penitenciarios de Colombia, El Salvador, Noruega, Suecia y Japón” financiado por la Universidad Surcolombiana, Vicerrectoría de Investigaciones y Proyección Social, Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, ORNI y el programa de expertos internacionales del ICETEX, por ello, visité a tres ciudades de Suecia (Estocolmo, Falun y Gotemburgo) para conocer de primera mano cómo el Estado con su Ministerio de Justicia, las autoridades penitenciarias, la policía y la sociedad en su conjunto hacen frente a los problemas de seguridad que se han agravado extrañamente en este país, dada la creciente presencia de emigrantes provenientes de Asia y África que gestan conflictos producto de los carteles de drogas transnacionales, en donde se utilizan a jóvenes para traficar o incluso cometer delitos como el homicidio a sabiendas de la flexibilidad del sistema con este tipo de población.
Pese a que la situación de Suecia, Noruega y Dinamarca se ha visto manchada por la creciente ola de violencia, (para los estándares europeos), sin embargo, las cifras de Suecia parecen irrisorias si las comparamos con nuestro país, mientras que en un año pueden tener alrededor de 116 muertes violentas, (una tasa de 1,1 por cada Cien mil habitantes), en Colombia al año mueren más 13 mil personas, (una tasa de 25,5 por cada cien mil habitantes), claro está, que Suecia tiene una población 10.551.707 de habitantes, a diferencia de Colombia que hoy ronda los 52,7 millones de habitantes. Es bastante particular que mientras que nuestros países mueren por suicidio 3047 personas en Suecia murieron 1254, (para una tasa de 12 personas por cada cien mil habitantes contrastando con la colombiana de 5,90 por cada cien mil habitantes), como diría el profesor Antanas Mockus en Colombia nos tenemos que cuidar del otro, mientras que en los países desarrollados el Estado tiene que cuidar a las personas para que ellos mismos no se hagan daño.
En el Ranking de Competitividad Suecia ocupa el puesto 8 mientras que Colombia está en el puesto 57, en materia de innovación, Suecia es el 3 país más innovador del mundo, mientras que Colombia ocupa el puesto 63, lo que muestra unas brechas abismales entre ambos países en materia de desarrollo social y económico.
Pese a los problemas de seguridad que son menores si se comparan con nuestro país, Suecia tienen claro que la delincuencia se debe combatir y judicializar y sobre todo resocializar y para ello han trazado una ruta pormenorizada para llevar al “Cliente” (así les llaman a los reclusos) a un proceso de resocialización que esta basado en la evidencia y que se nutre de experiencias en Estados Unidos y Canadá.
Nuestra primera visita se realizó en Estocolmo, para efectuar una entrevista a Jörgen Larsson, gerente de investigación y desarrollo de R&D Nordväst centro de conocimiento para los servicios sociales de atención individual y familiar, un programa que atiende la zona noreste de Suecia con incidencia en 8 municipios del país. Este centro identifica y analiza los problemas que se pueden presentar con la criminalidad organizada o la conflictividad en general y atiende de manera oportuna situaciones en las que los menores o las familias se ven involucrados en acciones criminales. Sus líneas de acción se refieren a atención a niños, jóvenes y familia, atención a personas con problemas de abuso y dependencia de drogas, apoyo a medios de vida y mercado laboral y apoyo psiquiátrico y trabajo social.
R&D Nordväst se fundó en otoño de 1999, cuando seis consejos sociales decidieron fundarla. La operación comenzó en mayo de 2000 y desde enero de 2002 abarca ocho municipios. A principios de 2003, los municipios decidieron que la I+D Nordväst fuera permanente. La tarea principal de esta institución es apoyar a los municipios del noroeste en el trabajo de desarrollar un servicio social de buena calidad basado en el conocimiento dentro de la atención individual y familiar de los municipios a partir de apoyo con el desarrollo de la profesionales competentes, producción de conocimiento en colaboración y diálogo con la distintas universidades e instituciones, igualmente realiza difusión del conocimiento y hacer comprensible el mismo y buscar promover la colaboración I+D Nordväst, logrando para ello la articulación con varios actores: Como universidades y facultades, especialmente la Universidad de Ciencias Sociales de Estocolmo entre otras unidades de I+D en el condado de Estocolmo.
Estos son los 8 municipios en donde se concentra el trabajo. Se resalta que en esta institución se trabaja de manera articulada con las universidades y los centros de innovación y desarrollo social que permite, basados en la evidencia, el trabajo mancomunado de las intervenciones a las familias desde un enfoque integral.
En el siguiente día tuve la oportunidad de visitar al Grupo Krami de Estocolmo y luego el de Gotemburgo, y me recibió la funcionaria Ellinor Brantås Sharp, quien hace parte de un programa que recibe a los ex – presidiarios y los acompaña en su proceso de resocialización que comienza desde el primer día en el que ingresa a la cárcel (Existen cerca de 7.776 recluidos, al año 2021)en la que tiene que decidir si trabajan o estudian en el tiempo que va a estar recluidos. Durante todo el proceso recibe acompañamiento de psicólogos, trabajadores sociales y equipos interdisciplinarios que le trazan un plan de resocialización con actividades complementarias dependiendo de sus necesidades, si, por ejemplo, el preso tiene problemas de adicción esta es intervenida con un equipo de expertos, si su problema es de abuso sexual, o de conductas impulsivas y violentas recibirá tratamiento especial para ello.
El programa Krami implica una alianza interinstitucional y empresarial (De la que hacen parte Ikea, por ejemplo la famosa marca sueca de fabricación de muebles o la afamada empresa de autos VOLVOX), para asignar trabajos a los ex – presidiarios que están acompañados por Krami quienes los preparan para las entrevista laborales, los capacitan para que se habitúen a la nueva vida laboral que implica realizar actividades que son asignadas por el empleador, cumplir horarios y los acompaña haciendo seguimiento a su comportamiento en desarrollo de sus labores, si la persona no tienen donde vivir, o como alimentarse, o acceso a un seguro de salud, el programa coordina con las otras agencias para que las personas pueda solventar estas necesidades hasta que lo puedan hacer por su propia cuenta con el empleo que han podido conseguir. En algunos casos el acompañamiento puede durar hasta 2 años luego de haber cumplido la pena de prisión. Todo esto genera como consecuencia que un 50% de las personas que salen de la cárcel no reinciden y tienen una vida distinta en materia social y laboral a la que los llevó a cometer el delito.
En la visita a Falun compartimos con académicos de la Universidad de Dalarna, una institución pública que hace importantes trabajos de investigación en materia de resocialización de delincuentes condenados por violencia intrafamiliar, y de allí me llevé una interesante impresión sobre la relevancia de realizar trabajos de investigación e intervención con los hombres que son condenados por violencia. En igual sentido, socialicé el proyecto de investigación en desarrollo y ellos como pares académicos me sugirieron investigaciones que pueden alimentar nuestro trabajo de investigación, fue grato que me recomendaran al investigador Colombiano Pablo de Greiff, quien ha llegado hasta estas esferas académicas en Europa con sus publicaciones y que conozco por mis trabajos de investigación.
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Igualmente visité la Universidad De Gotemburgo, donde conocí de primera mano una investigación de esta institución en la que se ha analizado los aciertos y desaciertos del proyecto de Intervención contra la violencia grupal (GVI) del Estado de Suecia. Se resalta como el propio Estado se evalúa constantemente como producto de las investigaciones que realizan las propias universidades frente a las medidas tomadas en materia de seguridad y convivencia.
Finalmente me reuní con la profesora Linnea Österman Profesora titular del Departamento de Trabajo Social de la Universidad de Gotemburgo y sus compañeras de trabajo, para conocer sus impresiones de nuestra investigación y las sugerencias que ellas consideraban pertinentes para la búsqueda de información que pudieran aportar a nuestro trabajo.
Estos programas son referentes importantes para nuestro país en donde las cárceles son verdaderas escuelas y universidades del crimen y la resocialización no es producto de un ejercicio sistemático y organizado con una financiación robusta y con un equipo técnico preparado y organizado para finalmente cumplir el fin de la pena de resocializar al delincuente como ocurre en Suecia. Este programa es un importante modelo que puede adoptarse en Colombia, pues es claro que la persona que sale de la cárcel suele verse tentado a reincidir dadas las precarias condiciones en la que sale y las nulas oportunidades que pueda tener para emplearse y lograr su subsistencia.
De Suecia me llevo las mejores impresiones de su gente, siempre amable e interesada en colaborar con nuestro trabajo, por supuesto de su sistema penal y penitenciario, y sobre todo del tratamiento dado a las personas luego de salir de la cárcel, me deja importantes enseñanzas para tener en cuenta al final de proyecto en el que se redactará un informe que tendrá sugerencias para que el gobierno nacional tome atenta nota y con base en la evidencia realice los ajustes necesarios a nuestros sistema penal y penitenciario que dista de ser una forma eficiente de lograr la resocialización de las personas privadas de la libertad.
