Las dificultades económicas para adquirir productos de higiene menstrual son una realidad alarmante en Colombia, afectando principalmente a mujeres de estratos bajos. Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), el 15,1 % de las mujeres en el país ha reportado alguna vez problemas para acceder a elementos esenciales como toallas higiénicas, tampones o copas menstruales, independientemente de su nivel socioeconómico.
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Un estudio más específico, realizado por la consultora Caja, reveló que la situación es aún más crítica en los estratos bajos, donde el 94 % de las mujeres manifestó no contar con recursos suficientes para adquirir una toalla higiénica. Además, el 75 % de ellas aseguró sentir vergüenza al tener que pedir prestado uno de estos productos básicos. Estas cifras reflejan la profunda desigualdad y las brechas en el acceso a la salud menstrual, que no solo afectan el bienestar físico, sino también la inclusión social y educativa de muchas mujeres.
La falta de acceso a productos menstruales en estos contextos vulnerables está directamente relacionada con el ausentismo escolar y la exclusión social, especialmente entre niñas y adolescentes que, debido a la falta de recursos, se ven obligadas a faltar a clases. La situación también impacta a mujeres trabajadoras que, en muchos casos, no pueden acudir a sus lugares de trabajo en condiciones adecuadas.
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Ante este panorama, algunas empresas y organizaciones han puesto en marcha iniciativas para tratar de mitigar estas carencias. Por ejemplo, campañas educativas y de distribución gratuita de productos menstruales han llegado a millones de mujeres y niñas en todo el país, enfocándose en poblaciones vulnerables y rurales. Estas acciones buscan normalizar el diálogo en torno a la menstruación y proporcionar el apoyo necesario para que las mujeres y niñas puedan desenvolverse plenamente en sus actividades diarias, sin limitaciones o estigmas asociados a su ciclo menstrual.
