Por: Juan Sebastián Prieto Pérez
El conflicto entre Israel y Palestina es uno de los conflictos más antiguos y complejos del mundo actual, con raíces históricas, bíblicas con gran profundidad de diferencias políticas. Desde sus inicios, han querido disfrazarlo por un conflicto territorial en la región que hoy se conoce como Palestina, ha desencadenado décadas de violencia, desplazamiento y tensiones internacionales, lo que hace que encontrar una solución sea un reto formidable.
La historia del conflicto se remonta a mucho antes siglo XIX, pero recientemente cuando el movimiento sionista propuso establecer un hogar nacional para los judíos en Palestina, en ese entonces bajo dominio del Imperio Otomano, con el apoyo británico mediante la Declaración Balfour de 1917 donde la inmigración judío-israelí aumentó en Palestina, lo que provoco fricciones con la comunidad árabe. En 1947, después de varias consideraciones internacionales, la ONU propuso un plan para dividir Palestina en dos estados, uno para judíos y otro para árabes, pero fue rechazado por los árabes, quienes consideraban injusta esta repartición, que llevo a la declaración de independencia del estado de Israel en 1948 y la subsiguiente guerra árabe-israelí que dejo de varios bandos refugiados intensificando las divisiones.
Hoy en día, uno de los principales obstáculos para la paz es la disputa territorial, los palestinos buscan un Estado independiente en Cisjordania y Gaza, con Jerusalén Oriental como capital, mientras que Israel mantiene control sobre partes significativas de estos territorios enfrentando amenazas continuas a su seguridad, desde los ataques de sus vecinos árabes en 1948, 1967 y 1973, hasta la persistente violencia de grupos como Hamas en Gaza. La prioridad de Israel ha sido proteger su población y mantener su soberanía, esto, ha complicado las negociaciones.
La situación en Gaza muestra la complejidad de este conflicto generando desafíos de seguridad, desde que Hamas asumió el control en 2007 considerado grupo terrorista por gran parte de la comunidad internacional, ha sido una fuente recurrente de ataques con cohetes hacia poblaciones israelíes, estas últimas han impuesto un bloqueo sobre Gaza en colaboración con Egipto, no para castigar a los civiles, sino para prevenir la entrada de armas y materiales que puedan ser utilizados por Hamas en contra de Israel y la comunidad internacional, el cual ha priorizado la violencia sobre la paz y ha usado la ayuda humanitaria con fines militares en contra del estado israelí. A pesar de múltiples intentos de paz, como los Acuerdos de Oslo en la década de 1990, la desconfianza mutua y los actos de violencia han impedido avances sustanciales que definitivamente genera que dos Estados presenten divisiones, sumado a la influencia de grupos extremistas que rechazan el derecho a coexistir.
Israel ha intentado buscar soluciones de paz, como demuestran los Acuerdos de Oslo y las diversas propuestas respaldadas por la comunidad internacional, Sin embargo, algunos líderes palestinos no han mostrado disposición consistente para reconocer a Israel como un Estado judío y han incitado a la violencia en lugar de fomentar la coexistencia, el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel y su creciente respaldo internacional también han dificultado la posibilidad de un acuerdo entre ambas partes generando reto multidimensional que incluye aspectos históricos, bíblicos, políticos que deben ser de interés internacional.