En Colombia, los festivos se remontan a la Ley 37 de 1905, que instauró la observancia de días religiosos y patrióticos. Aunque inicialmente estaban asociados a celebraciones religiosas, hoy también se conmemoran fechas importantes para la historia del país, como la Batalla de Boyacá y la Independencia de Colombia, además de días internacionales. En 1983, la Ley 51 determinó que algunos de estos días festivos debían ser remunerados por los empleadores, lo que añadió un componente económico a la celebración de estas fechas.
La Ley Emiliani, creada por el exministro Raimundo Emiliani Román, modificó la estructura de algunos festivos, trasladándolos al lunes siguiente si caían entre martes y domingo, para favorecer los denominados ‘puentes’. Esto ha generado beneficios para sectores como el turismo, pero también críticas de parte de economistas y empresarios que señalan que estos días de descanso afectan la productividad de las empresas, sobre todo en la manufactura, donde se incrementan los costos por los pagos extra requeridos para mantener la operación.
Rosmery Quintero, expresidenta de Acopi, afirmó que la eliminación de los festivos podría beneficiar al sector empresarial al permitir más días laborales en condiciones normales, reduciendo así los costos asociados. Sin embargo, también señaló que esta medida tendría un impacto negativo en el sector turístico, que se beneficia significativamente de los viajes realizados durante estos días. En esta línea, Paula Cortés Calle, presidente de Anato, destacó que los puentes festivos son clave para impulsar el turismo interno y que las agencias de viajes diseñan paquetes especiales para aprovechar estas fechas.
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Por otro lado, expertos académicos han cuestionado la efectividad de esta medida. Óscar Becerra, profesor de la Universidad de los Andes, explicó que el problema de la productividad en Colombia no se resolvería eliminando los festivos, ya que el país, pese a tener una de las jornadas laborales más largas entre los miembros de la OCDE, sigue sin alcanzar niveles de productividad óptimos. Según él, la clave está en optimizar el uso del tiempo y los recursos, en lugar de aumentar las horas de trabajo. Edgar Jiménez, profesor de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, coincidió en que reducir los días festivos no garantizaría una mejora en la productividad, pues esta no se mide por el tiempo trabajado, sino por la eficiencia con que se realizan las tareas.
Finalmente, Jiménez subrayó la importancia de mantener estos días de descanso, pues no solo son esenciales para la economía del turismo, sino que también permiten a las personas realizar actividades recreativas y familiares, contribuyendo a un balance necesario en la vida laboral y personal.
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