El régimen de Nicolás Maduro continúa consolidando su control en Venezuela con una creciente retórica de represión y acusaciones de traición. En los últimos días, la detención del exministro de Petróleo, Pedro Tellechea, ha generado una nueva ola de tensión en el país.
Tellechea ha sido acusado por el gobierno venezolano de tener vínculos con una empresa estadounidense supuestamente asociada a «prestar servicios de inteligencia«, lo que ha servido de excusa para que Maduro arremeta con dureza tanto contra la oposición como contra aquellos que, según él, intentan despojarlo del poder.
En un reciente pronunciamiento, Maduro se refirió a quienes considera traidores, afirmando que están buscando removerlo del poder de manera «cobarde». «Nosotros estamos en una batalla, compañeros y compañeras, incansable en la lucha contra el burocratismo, la indolencia, la corrupción, la traición. Y todo esto va unido, ustedes lo saben muy bien. No tienen un presidente cobarde», expresó Maduro, dejando claro que no tiene intención de ceder terreno en medio de la creciente inestabilidad política y social que atraviesa el país.
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Maduro también insistió en su fortaleza y determinación para enfrentar la corrupción que ha socavado su gobierno, así como lo que él llama «el fascismo». Con un discurso cargado de populismo, afirmó: «Mi fuerza, mi valentía, mi decisión y mi arrojo vienen de verles los ojos a ustedes, de ver la verdad de ustedes, de creer en el pueblo y de sentirme del pueblo. No daré descanso a mi brazo ni reposo a mi alma en la lucha contra el burocratismo, la indolencia y los traidores. Vamos por ellos con firmeza, caiga quien caiga». Estas declaraciones parecen estar diseñadas para reforzar su control sobre el poder, mientras intenta desviar la atención de los numerosos problemas que afectan a la nación.
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