La Alcaldía de Neiva, a través de la Secretaría de Paz y Derechos Humanos, ha pedido al Gobierno Nacional la categorización de Zona Más Afectada por el Conflicto Armado. Esta iniciativa surge en un contexto donde el Huila se enfrenta a serias amenazas a la seguridad, incluyendo el reclutamiento de menores, extorsiones, secuestros y otras manifestaciones de violencia que impactan a la comunidad.
DIARIO DEL HUILA, NEIVA
POR: ALEJANDRO POLANCO
El pedido de Neiva para ser considerada Zomac más allá de beneficios económicos reflejaría la preocupación por la seguridad y el bienestar de sus ciudadanos. En los últimos años, la inseguridad ha escalado en la ciudad, afectando no solo la calidad de vida, sino también el tejido social y la cohesión comunitaria. La violencia armada, especialmente dirigida a los jóvenes y las poblaciones vulnerables, ha creado un clima de temor que puede obstaculizar el desarrollo y el progreso social.
La categorización puede ofrecer la oportunidad de dirigir recursos y atención del gobierno hacia problemas profundamente arraigados. Sin embargo, el reconocimiento de Neiva como Zomac no garantiza automáticamente una solución a la crisis de seguridad que enfrenta la ciudad. Es esencial evaluar cómo esta designación puede ser utilizada como un mecanismo para impulsar acciones concretas que atiendan las causas de la violencia y no solo sus efectos.
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Desde la perspectiva del personero de Neiva, Andrés Bastidas, la situación es compleja y presenta tanto oportunidades como desafíos. En sus declaraciones, Bastidas enfatiza que el reconocimiento de Neiva como Zomac podría tener ventajas en términos de atención gubernamental, pero también plantea riesgos en cuanto a la percepción de la ciudad. “La gente no lo ve como algo positivo. Cuando se dice que un municipio es zona roja, lo asocian con peligro”, señala.
El dilema de la percepción pública
La forma en que Neiva es percibida, tanto a nivel nacional como internacional, podría verse afectada por esta categorización. Mientras que algunos sectores pueden interpretar la designación como una oportunidad para recibir atención y recursos adicionales, otros podrían considerarlo como un indicio de que la ciudad sigue siendo un lugar peligroso. Este dilema plantea preguntas críticas: ¿cómo equilibrar la necesidad de apoyo y recursos con el riesgo de perpetuar una imagen negativa? La percepción pública es fundamental, y el estigma asociado a ser categorizado como Zomac podría afectar las inversiones y la confianza de los ciudadanos en su entorno.
La administración local debe trabajar en la construcción de una narrativa positiva que muestre la resiliencia y el potencial de Neiva. Esto implica comunicar eficazmente los beneficios que puede aportar la categorización Zomac, al tiempo que se abordan las preocupaciones sobre su impacto en la percepción de la seguridad. Bastidas menciona que “hacer solicitudes puede tener una buena intención, pero de ahí a que se materialicen en el corto plazo, no sé qué tan rápido pueda llegar a darse”. La incertidumbre sobre cómo se desarrollará esta solicitud plantea un desafío adicional, ya que las expectativas de la población deben ser gestionadas cuidadosamente.
Retos y oportunidades para el desarrollo social
La categorización como Zomac puede proporcionar a Neiva atención prioritaria en el ámbito de políticas públicas. Sin embargo, esto solo será efectivo si se articula una respuesta integral que involucre a diversos actores: el gobierno local, la sociedad civil y la comunidad en general. Las iniciativas deben centrarse en el fortalecimiento de la seguridad, la promoción de la cohesión social y el empoderamiento de la ciudadanía, especialmente en un contexto donde el orden público está bajo amenaza.
En este sentido, es vital que la comunidad esté involucrada en el proceso. La participación ciudadana en la formulación y ejecución de políticas es fundamental para garantizar que las soluciones propuestas sean efectivas y reflejen las necesidades de la población. Esto también ayuda a cultivar un sentido de pertenencia y responsabilidad en los ciudadanos, fomentando un ambiente donde la cooperación y el trabajo conjunto sean la norma.
La administración de Neiva debe trabajar de manera proactiva para implementar programas que no solo aborden la violencia, sino que también generen oportunidades para los jóvenes y grupos vulnerables. Esto podría incluir la creación de espacios de diálogo, programas de empleo y capacitación, y actividades culturales que fortalezcan el tejido social de la comunidad. Bastidas enfatiza que “si Neiva se convierte en Zomac, debe aprovechar esta clasificación para generar cambios significativos que aborden las causas de la violencia”.
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La realidad del orden público en Neiva
El contexto actual de inseguridad ha llevado a que muchas familias vivan en un estado de constante alerta. Los jóvenes, en particular, se ven amenazados por la posibilidad de ser reclutados por grupos delictivos, lo que los coloca en una situación vulnerable. La administración local tiene la responsabilidad de implementar políticas que protejan a los más jóvenes y ofrezcan alternativas viables a la violencia.
Sin embargo, es fundamental que la ciudadanía y las autoridades reconozcan que este estatus no es una solución mágica. La implementación de políticas efectivas y sostenibles, la promoción de un entorno seguro y el fomento de la participación comunitaria son elementos clave para transformar la realidad de Neiva.
A medida que Neiva navega este proceso, se requiere un compromiso genuino de todos los sectores de la sociedad para asegurar que dicha categorización se traduzca en beneficios tangibles y duraderos que transformen la vida de sus habitantes. La clave radica en abordar no solo los síntomas de la violencia, sino también sus causas fundamentales, creando un entorno en el que todos los ciudadanos puedan prosperar.
