A comienzos de esta semana que culmina supe de la noticia de la muerte de un árbol representativo de Villavieja, hecho que algunos medios de comunicación regionales dieron a conocer.
El conocido científicamente como “Prosopis juliflora” había sido sembrado por los primeros habitantes de esta localidad, razón por la cual se había convertido en un arbusto emblemático al que los pobladores de este municipio profesaban afecto.
El “Cuji” se hallaba ubicado en el parque principal del caluroso municipio de Villavieja y bajo sus retorcidas y caprichosas ramas, muchas parejas se enamoraron, varias generaciones cuando niños jugaron allí y abuelos se sentaron a descansar mientras veían caminar el tiempo en medio de polvaredas que con el tiempo fueron reemplazadas por pavimento.
Por razones que son objeto de investigación, este arbolito centenario se desplomó y los villaviejunos ya no podrán disfrutar de la belleza que les proporcionaba.
Este hecho, aunque pueda parecer cursi para algunos, sucedió también en el municipio de Gigante, cuando al amanecer del 21 de mayo de 2021, la majestuosa “Ceiba de la Libertad”, luego de sufrir una larga enfermedad, finalmente se vino al suelo, dejando en los pobladores de esta bonita localidad, un fuerte sentimiento de tristeza.
Según algunos historiadores, este esplendoroso árbol fue sembrado el 5 de octubre de 1851 por orden del presidente José Hilario López, como símbolo de la libertad. Así, durante muchos años “La Ceiba” representó una parte importante de la historia colombiana y fue el atractivo turístico y cultural principal de Gigante.
Podemos quedarnos en el hecho gráfico de la caída de estos dos simbólicos árboles centenarios, de su pérdida y la congoja que causa no tenerlos y no verlos allí en el espacio que ocupaban, pero debemos ir mucho más allá, debemos entender lo que nos está diciendo realmente la madre naturaleza a través de estas expresiones.
Para no ir tan lejos, el IDEAM informó que actualmente, los niveles del río Amazonas, en las estaciones Iquitos y Santa Rosa, se encuentran en nivel de alerta sequía roja, por registrarse niveles bajos históricos.
Nos pone en alerta que el informe más reciente del Panel intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) “Climate Change 2022: Mitigation of Climate Change” advierta que, con los objetivos y políticas actuales, estamos acercándonos al precipicio, al límite del calentamiento del planeta.
Los principales riesgos para América latina son la falta de acceso al agua potable, efectos sanitarios graves (debido al aumento de las epidemias), la degradación de los ecosistemas de los arrecifes de coral, sequías frecuentes y extremas que pondrán en peligro la seguridad alimentaria; y las inundaciones, los corrimientos de tierra, la subida del nivel del mar, las mareas de tempestad y la erosión costera que puede generar daños severos a la vida y a medios de subsistencia.
El aumento gradual de temperatura está siendo responsable de mayores niveles de estrés hídrico, evidenciados por el retroceso de los glaciares en la cordillera de los Andes y a su vez, el incremento de un proceso de desertificación palpable.
Debemos actuar inmediatamente porque las olas de calor tienen consecuencias tanto ambientales como en materia de consumo, pero también se ve impacto en la salud de las personas y su calidad de vida.