Carlos Yepes A.
Nuestro departamento enfrenta desafíos históricos que frenan el desarrollo. James A. Robinson, Nobel de Economía y gran conocedor de la realidad colombiana, ofrece una perspectiva reveladora: el crecimiento económico no depende solo de nuestras condiciones geográficas o de nuestros recursos, sino, sobre todo, de la calidad de nuestras instituciones. Esta visión nos invita a reflexionar sobre el papel de nuestras instituciones en la creación de un Huila más próspero e inclusivo.
Robinson afirma que solo a través de instituciones inclusivas, aquellas que brindan igualdad de oportunidades y garantizan la participación activa de todos, es posible alcanzar un desarrollo sostenido. Esto significa que el progreso no debe estar en manos de unos pocos; debe ser accesible para toda la comunidad. Desafortunadamente, en el Huila aún enfrentamos dificultades que limitan esa inclusión: trámites burocráticos, acceso desigual a recursos y una concentración de poder que obstaculiza la verdadera participación ciudadana.
Las instituciones inclusivas no solo permitirían que más huilenses participen en las decisiones económicas, sino que facilitarían el acceso al crédito, la seguridad para la inversión y la innovación. En cambio, cuando nuestras instituciones operan de forma extractiva, favoreciendo a unos pocos y desalentando la iniciativa de los demás, el desarrollo queda coartado y el departamento pierde competitividad. Robinson plantea que, mientras las instituciones permanezcan atrapadas en este modelo, será difícil romper el ciclo de pobreza y desigualdad.
Para Robinson, el desarrollo exitoso en cualquier sociedad depende de un equilibrio entre el poder económico y el poder político. En el Huila, esta idea es crucial. Nuestros líderes tienen la responsabilidad de fortalecer las instituciones para que realmente sirvan a la comunidad y no solo a los intereses individuales o de ciertos grupos. Esto requiere un esfuerzo consciente para distribuir el poder, permitiendo que la voz de los ciudadanos sea escuchada en todos los niveles de la toma de decisiones.
La historia nos ha mostrado que, en Colombia y en el Huila, esta tarea no es sencilla. Los intereses de élites locales y la falta de participación activa de la ciudadanía han perpetuado un modelo centralista que muchas veces ignora las necesidades del departamento. Para revertir esta tendencia, es esencial que el poder local se desplace hacia la gente, fomentando la participación y la transparencia.
Un concepto valioso que Robinson enfatiza es la importancia de la educación y el empoderamiento ciudadano como fuerzas fundamentales para mantener instituciones inclusivas y resilientes. En el Huila, necesitamos instituciones que faciliten la participación de la población en la vida política y económica. Esto no solo ayudaría a erradicar prácticas corruptas, sino que también incentivaría a nuestra juventud a construir un futuro en su tierra natal en lugar de buscar oportunidades fuera.
La transformación de nuestro departamento no depende únicamente de la llegada de inversiones o de la explotación de nuestros recursos naturales. Como lo plantea Robinson, el verdadero desarrollo llegará cuando nuestras instituciones sean realmente inclusivas y equitativas, y cuando la participación ciudadana sea el motor de cambio. Solo entonces el Huila podrá aprovechar su potencial completo, asegurando que la riqueza generada sea disfrutada por todos, desde los caficultores hasta los jóvenes emprendedores que buscan abrirse camino.
Retomar estos conceptos del actual Nobel de Economía nos permite reflexionar sobre la realidad del Huila y concluir que nuestro departamento enfrenta hoy una oportunidad histórica para reestructurar sus instituciones y crear un modelo de desarrollo que realmente beneficie a todos sus habitantes. De acuerdo con el llamado de Robinson, debemos apostar a la construcción de instituciones inclusivas, participativas y transparentes, capaces de resistir los embates del poder y de garantizar una prosperidad que abarque a cada uno de los habitantes de nuestro querido departamento.
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