Por: Juanita Tovar Sandino
La promulgación de la Ley 1556 de 2012 en Colombia marcó un punto de inflexión en el desarrollo de la industria cinematográfica del país. Esta ley, que establece incentivos fiscales y beneficios de inversión para producciones cinematográficas, no solo ha transformado el panorama del cine colombiano, sino que también ha posicionado al país como un destino atractivo para grandes producciones internacionales, especialmente en un contexto donde las plataformas como Netflix han cobrado un protagonismo sin precedentes.
Desde su implementación, Colombia ha experimentado un renacer en su producción cinematográfica, pues más de 100 producciones internacionales han elegido nuestro país como locación, generando miles de empleos y millones en ingresos. Este auge no solo ha beneficiado a la industria audiovisual, sino que ha brindado visibilidad a las riquezas culturales y naturales de Colombia, fomentando un sentido de orgullo nacional.
La geografía colombiana es diversa y rica, ofreciendo un telón de fondo único que puede rivalizar con cualquier otro país del mundo. Desde las montañas de los Andes hasta las playas del Caribe, pasando por las selvas del Amazonas y los desiertos de la Guajira, cada región tiene su propia identidad y encanto. Esta variedad ha atraído a reconocidos directores de cine a lo largo de los años, incluyendo a figuras como Werner Herzog, quien eligió Colombia en los años 80 para filmar «Cobra Verde». Esta elección histórica subraya no solo la belleza del paisaje, sino también la capacidad de Colombia para contar historias universales.
La Ley 1556 ha permitido que los cineastas internacionales aprovechen esta riqueza. Películas como «Murder Mystery», protagonizada por Adam Sandler y Jennifer Aniston, y «The 33», que narra el rescate de los mineros chilenos, han puesto a Colombia en el mapa cinematográfico. Estas producciones no solo han generado ingresos significativos, sino que también han elevado la visibilidad del país en el ámbito global, mostrando al mundo nuestras impresionantes locaciones.
El impacto de la Ley del Cine va más allá de las producciones internacionales. Esta legislación ha fomentado el desarrollo de un cine colombiano robusto y diverso, permitiendo que nuevos talentos emergentes tengan acceso a recursos y oportunidades. La inversión en producciones locales ha crecido, y películas como «La tierra de las papas» y «El abrazo de la serpiente» han logrado reconocimiento internacional y premios en festivales de cine.
Además, el apoyo a la industria cinematográfica ha permitido la creación de una infraestructura adecuada, desde estudios de grabación hasta escuelas de cine, que son esenciales para el crecimiento del sector. El surgimiento de festivales de cine, como el Festival Internacional de Cine de Cartagena, también ha contribuido a la visibilidad de los cineastas colombianos y a la promoción de nuestras historias.
Los beneficios económicos de la Ley 1556 son evidentes. La llegada de producciones internacionales no solo aporta inversión directa, sino que también promueve el turismo. Muchos de los turistas que visitan Colombia son atraídos por las locaciones vistas en películas y series. Esto crea un círculo virtuoso en el que la industria cinematográfica contribuye al crecimiento económico del país.
Culturalmente, la ley ha permitido que las historias colombianas encuentren un espacio en el panorama global. Los cineastas locales pueden contar relatos auténticos que reflejan nuestra identidad, tradiciones y problemáticas sociales. Este intercambio cultural es crucial, ya que permite que el mundo conozca no solo nuestras bellezas naturales, sino también la riqueza de nuestra narrativa.
A pesar de los avances, la industria cinematográfica colombiana enfrenta desafíos. La competencia con otros países que ofrecen incentivos similares es feroz. Por lo tanto, es esencial que el gobierno colombiano reafirme su compromiso con la Ley del Cine, manteniendo y expandiendo los incentivos fiscales. La inversión en formación de nuevos talentos y en infraestructura cinematográfica, que sigue siendo crucial para que Colombia mantenga su posición como un destino atractivo para las producciones.
Además, es fundamental fomentar la colaboración entre el sector público y privado. Iniciativas como la creación de un fondo nacional para el cine podrían ser beneficiosas, asegurando recursos estables y sostenibles para el desarrollo de proyectos cinematográficos. La colaboración internacional también es clave; alianzas con estudios de cine y plataformas de streaming pueden abrir nuevas oportunidades para los cineastas colombianos.
La Ley del Cine ha sido un catalizador para el crecimiento y desarrollo de la industria audiovisual en Colombia. Ha permitido que nuestro país se convierta en un escenario privilegiado para la filmación de importantes producciones internacionales, al mismo tiempo que impulsa el cine local. Las historias colombianas están comenzando a resonar en el panorama global, y la diversidad cultural y geográfica de Colombia se presenta como un atractivo invaluable.
El futuro del cine en Colombia es prometedor, pero requiere un compromiso continuo por parte del gobierno, la industria y la sociedad en general. Invertir en el cine es invertir en cultura, en empleo y en la proyección internacional de un país que tiene tanto que ofrecer al mundo. A medida que seguimos avanzando, es fundamental que celebremos y apoyemos la riqueza de nuestra narrativa y el talento de nuestros cineastas, consolidando así el lugar de Colombia en el mapa cinematográfico global.