Diariamente los medios de comunicación y las redes sociales difunden imágenes dantescas de los accidentes de tránsito que son provocados por conductores ebrios, que circulan por los municipios del país, sin que existan los suficientes controles de las autoridades para prevenir accidentes de tránsito, que dejan heridos y en otros casos, enlutan a miles de familias anualmente. Seguimos insistiendo desde estas líneas editoriales, que existe la mayúscula preocupación de la sociedad colombiana por los riesgos a que están expuestos los actores viales que circulan por las vías y aceras de las ciudades. Estos irracionales y depravados conductores, no les interesan ingerir bebidas alcohólicas y luego manejar a altas velocidades, sin interesarles la vida de los demás y los daños materiales que puedan provocar, que afectan el bienestar de las familias. A pesar de la normatividad vigente, que prevé sanciones económicas y penales que son drásticas, todavía persisten estas actitudes de algunos irresponsables que asumen el volante, sabiendo que sus condiciones motrices y psíquicas no lo permiten, por los efectos del alcohol.Es frecuente, que a las salidas de las discotecas y de algunos sitios de diversión, los conductores de vehículos y de motos, salen ebrios o como comúnmente los denominan las familias, borrachos al volante. En el caso particular del municipio de Neiva, se deben establecer turnos nocturnos a los agentes de tránsito, acompañados de las patrullas policiales para ejercer dichas medidas draconianas. Igualmente, respetado alcalde, se deben implementar las fotosmultas, así esta medida sea antipopular. Los que más les duele a los profesionales del volante, es el bolsillo. Está demostrado que las sanciones pecuniarias, obligan por las buenas y a las malas, a evitar las contravenciones permanentes que están ocurriendo. No se puede ser laxo con las normas. Manejar bajo efectos del alcohol, el exceso de velocidad, el irrespeto a los estatutos de tránsito, deben ser sancionados con mayor severidad. Lo preocupante es que los ánimos se exaltan y se presentan situaciones recurrentes de conflicto, a la cual, los conductores especialmente de automotores y motos que circulan embriagados, quienes se enfrentan a la agresividad, afán, impulsividad, sensación de búsqueda y la distracción, exceso de velocidad, irrespetando a las familias y a las autoridades cuando se les llaman la atención. Por este motivo, es indispensable, estructurar políticas públicas tendientes a disminuir los índices de accidentalidad. Se deben intensificar los operativos en los alrededores de los sitios de diversión. Dichos conductores acuden a estos lugares, a ingerir bebidas alcohólicas. No a tomar agua, ni gaseosas. Después salen borrachos, así suene muy dura esta expresión. Están haciendo metástasis en la armonía y tranquilidad de los hogares. Con la vida no se juega. La sociedad se debe pronunciar ante tales hechos, que están generando pánico a los demás conductores, ciclistas y peatones que diariamente circulan por las vías de los municipios.