Un informe del DANE y la ONU expone los desafíos que enfrentan las mujeres en Colombia, destacando alarmantes cifras de violencia de género, desigualdades laborales y económicas, y la sobrecarga en labores de cuidado.
DIARIO DEL HUILA, ANALISIS
En la tercera edición del informe titulado *Mujeres y hombres: brechas de género en Colombia*, elaborado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) en colaboración con ONU Mujeres y el Ministerio de Igualdad, se reveló un panorama profundo y detallado sobre las disparidades de género que afectan a las mujeres colombianas en diversos ámbitos. Presidido por la directora del DANE, Piedad Urdinola, el evento de presentación del informe expuso tanto los avances como las desigualdades persistentes que limitan el desarrollo de las mujeres en términos de participación laboral, económica, política y social. Este informe no solo refleja una radiografía de la situación actual, sino que también llama a la acción para abordar los obstáculos que aún persisten en la búsqueda de una sociedad más equitativa.
Avances y retrocesos en materia de violencia de género
Uno de los aspectos más alarmantes del informe es la situación de violencia de género que enfrentan las mujeres en Colombia. Las cifras revelan una realidad que sigue afectando profundamente a la sociedad colombiana: en promedio, cada día se cometen tres feminicidios en el país, lo cual subraya la gravedad de la violencia contra las mujeres. Este problema no solo representa una crisis de seguridad, sino también una violación sistemática de los derechos humanos que exige una respuesta rápida y eficaz por parte de las autoridades.
Además, el informe destacó que cada jornada 46 niñas y 120 mujeres adultas son víctimas de agresión sexual en el país. Estas cifras resultan alarmantes, especialmente en un contexto en el que los derechos de las mujeres y la protección contra la violencia de género han sido promovidos en las últimas décadas. La alta incidencia de estos delitos pone en evidencia la necesidad de fortalecer los mecanismos de prevención y respuesta ante la violencia de género, así como de aumentar la sensibilización en todos los niveles de la sociedad sobre la importancia de erradicar este tipo de agresiones.
A pesar de la creación de leyes y políticas en favor de las mujeres, las cifras indican que la implementación efectiva sigue siendo un reto. La falta de acceso a servicios de protección, la impunidad y la carencia de programas de apoyo para las víctimas dificultan el combate a este problema. En este sentido, el informe ONU-DANE destaca la urgencia de articular una respuesta interinstitucional que no solo castigue a los agresores, sino que también brinde una red de apoyo sólida para las mujeres afectadas.
Participación laboral: desigualdades persistentes y barreras económicas
El mercado laboral en Colombia también refleja importantes disparidades de género. Actualmente, la tasa de participación laboral femenina es del 52,6%, en contraste con el 76,6% de los hombres, lo que arroja una brecha de 24 puntos porcentuales. A pesar de que se ha registrado una leve mejora desde 2008, con un aumento de 6,2 puntos en la participación de las mujeres, los hombres también han experimentado un crecimiento, manteniendo la brecha casi intacta. Esta diferencia limita las oportunidades de desarrollo económico de las mujeres y refuerza las estructuras de dependencia económica y desigualdad en el hogar y la sociedad.
Además, el informe reveló que el 30,4% de las mujeres mayores de 15 años no cuenta con ingresos propios, en comparación con el 11,7% de los hombres en el mismo grupo etario. Esta falta de ingresos propios se convierte en una barrera para la independencia y empoderamiento de las mujeres, quienes dependen económicamente de sus parejas o familiares. En contextos donde la autonomía financiera es fundamental para la toma de decisiones, esta dependencia limita sus oportunidades y contribuye a mantener situaciones de desigualdad.
En algunas regiones de Colombia, las brechas son aún más amplias. Departamentos como Caquetá, Huila, Sucre, Magdalena y Caldas presentan una diferencia de más de 30 puntos porcentuales en la participación laboral femenina en comparación con la masculina. La falta de acceso a oportunidades laborales formales en estas áreas refuerza los ciclos de pobreza y marginalización, afectando particularmente a las mujeres rurales y de bajos ingresos, quienes enfrentan barreras adicionales como la falta de transporte, capacitación y condiciones laborales adecuadas.
La Carga de las labores de cuidado y el trabajo doméstico no remunerado
Las labores de cuidado y trabajo doméstico, que tradicionalmente han sido asignadas a las mujeres, representan una de las formas más persistentes de desigualdad estructural en Colombia. El informe revela que las mujeres dedican, en promedio, tres veces más tiempo a estas actividades que los hombres. Estas labores no remuneradas, que incluyen el cuidado de niños, personas mayores o enfermas, y el mantenimiento del hogar, son invisibilizadas en términos económicos y no reciben compensación alguna, lo que limita las oportunidades de las mujeres para desarrollarse profesionalmente y generar ingresos propios.
Este tipo de carga adicional también se traduce en una menor participación en el mercado laboral formal, ya que muchas mujeres optan por trabajos informales o de medio tiempo para poder cumplir con sus responsabilidades domésticas. Esta situación perpetúa la dependencia económica y dificulta el acceso a derechos laborales y beneficios sociales, como la pensión y la seguridad social, que son fundamentales para una vida digna y estable en el largo plazo.
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Brechas en educación: persisten desigualdades en carreras STEM
A nivel educativo, el informe muestra avances en términos de acceso y tasa de escolaridad femenina, que ha aumentado ligeramente en comparación con la masculina. Sin embargo, persisten brechas importantes en la elección de carreras, especialmente en áreas relacionadas con la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM). A pesar de que las mujeres logran ingresar al sistema educativo en niveles similares a los hombres, su participación en estas áreas de estudio sigue siendo baja. Esto tiene un impacto directo en las oportunidades laborales y salariales, ya que las carreras STEM suelen ofrecer mayores beneficios económicos y mejores perspectivas de crecimiento profesional.
La baja representación femenina en estas áreas responde a factores culturales y estructurales, como los estereotipos de género y la falta de incentivos educativos. La menor participación en carreras STEM contribuye a la segregación laboral y refuerza la desigualdad salarial, ya que limita a las mujeres a sectores menos remunerados y de menor crecimiento profesional.
Desigualdades regionales: realidades diferentes en el territorio nacional
Las desigualdades de género en Colombia varían según la región y el contexto socioeconómico. En zonas rurales, donde el acceso a educación y oportunidades laborales es más limitado, las mujeres enfrentan mayores barreras para su desarrollo integral. Los departamentos con mayores desigualdades son aquellos con menor desarrollo económico, y donde las estructuras patriarcales y tradicionales están más arraigadas.
Además, en estas áreas se observa una menor inversión en infraestructura social y oportunidades laborales, lo cual restringe aún más el avance de las mujeres. La falta de programas de desarrollo y la escasa presencia de instituciones de apoyo profundizan las brechas de género, dejando a muchas mujeres sin alternativas para mejorar su situación económica y social.
La Importancia de una Respuesta Integral y Políticas de Equidad
El informe ONU-DANE plantea la necesidad urgente de una respuesta integral que incluya políticas públicas enfocadas en la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres. A nivel legislativo, es fundamental reforzar las leyes de protección contra la violencia de género y asegurar su implementación efectiva en todo el territorio. También es necesario desarrollar programas de apoyo para las mujeres que permitan reducir la dependencia económica y fomentar su inserción en el mercado laboral formal.
Además, se deben crear campañas de sensibilización y educación que promuevan la participación de las mujeres en carreras STEM y en sectores estratégicos. Estas campañas no solo deben estar dirigidas a las mujeres, sino también a las familias, las comunidades y los empleadores, quienes tienen un papel crucial en la transformación de los estereotipos de género.
En cuanto a las labores de cuidado, es indispensable reconocer el valor económico de este trabajo no remunerado y establecer medidas para reducir la carga que recae sobre las mujeres. La creación de servicios públicos de cuidado infantil y de personas mayores, así como el fomento de una mayor corresponsabilidad en el hogar, serían pasos importantes hacia la igualdad de género en el ámbito doméstico y laboral.
Un Llamado a la Acción para Colombia
El informe *Mujeres y hombres: brechas de género en Colombia* ofrece un análisis exhaustivo de las desigualdades que persisten en la sociedad colombiana. Aunque se han logrado avances, los datos dejan en claro que aún queda un largo camino por recorrer para alcanzar una verdadera equidad de género. La violencia, la falta de participación laboral, la dependencia económica y la sobrecarga de las labores de cuidado son problemas estructurales que requieren una respuesta coordinada y sostenida en el tiempo.
Colombia se enfrenta al desafío de implementar políticas efectivas que promuevan el empoderamiento de las mujeres y garanticen el respeto de sus derechos. El compromiso de las instituciones y la sociedad es esencial para avanzar hacia una sociedad más justa e inclusiva, donde las mujeres puedan desarrollarse plenamente y contribuir al crecimiento del país.
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