Editorial
La reciente nulidad de la elección del concejal Felipe Trujillo Uribe, dictada por el Consejo de Estado, representa una pérdida significativa para Neiva. Más allá de las implicaciones legales que llevaron a esta decisión —derivadas de un contrato de arrendamiento firmado en febrero de 2023 con la ESAP, configurando una inhabilidad según la Ley 617 de 2000—, el impacto real recae en la ausencia de un líder cuya visión empresarial estaba orientada al bien común y al desarrollo integral de la ciudad.
Felipe Trujillo es un empresario con más de 27 años de experiencia en el sector privado, donde se destacó por su capacidad de liderazgo y cumplimiento de metas, tanto a nivel nacional como internacional. Su formación académica y su rol como gerente de la Inmobiliaria Félix Trujillo Falla, una empresa con más de siete décadas de historia familiar, respaldan una trayectoria que trascendió al ámbito público cuando asumió el reto de servir como concejal de Neiva.
Durante sus casi 11 meses en el cargo, Trujillo se posicionó como un defensor del Plan de Ordenamiento Territorial (POT), una herramienta clave para la planeación urbana, el acceso a recursos y la sostenibilidad económica de la ciudad. Su insistencia en la aprobación de este instrumento reflejó un compromiso con los desafíos estructurales que enfrenta Neiva. Asimismo, trabajó por la sostenibilidad fiscal, buscando garantizar una gestión eficiente de los recursos públicos en beneficio de toda la comunidad.
El vacío que deja su salida no es solo institucional, sino también estratégico. Neiva pierde a un líder capaz de integrar una visión empresarial con las necesidades del sector público, enfocándose en políticas que priorizaban la planificación a largo plazo y el fortalecimiento institucional. Su experiencia en empresas internacionales y locales le permitía aportar una perspectiva única, enriqueciendo los debates del Concejo y promoviendo soluciones prácticas a problemas complejos.
Es indudable que las reglas del juego democrático deben cumplirse, y que el respeto por la normativa es esencial para garantizar la transparencia en la elección de nuestros representantes. Sin embargo, no podemos ignorar el impacto que esta decisión tiene en una ciudad que necesita líderes con visión y compromiso. El reto ahora es que quienes ocupen estas posiciones sigan abanderando las causas que Trujillo promovió, asegurando que Neiva no pierda el impulso hacia un desarrollo sostenible y planificado.
El legado de Felipe Trujillo Uribe, aunque breve en el escenario político, será de gran importancia para conformar los listados de candidatos a la Cámara de representantes en una lista cerrada por el Centro Democrático, desde donde podría continuar aportándole no solamente al desarrollo de Neiva, sino del Huila. Se necesitan más líderes con esa combinación de experiencia, visión y vocación de servicio, y la ciudadanía deberá exigir que estos principios sigan guiando a quienes toman las decisiones que afectan su futuro.
