Por:
Juan Yamid Sanabria |
El café sigue “jornaleando” por la economía del país. Ante las dificultades sociales, la fórmula es la reactivación de los sectores productivos para generar oportunidades. La mejor respuesta del gobierno nacional no son los discursos del presidente, sino los avances progresivos en el campo caficultor, una marca registrada de Colombia en el mundo.
Según el DANE en el boletín técnico sobre el Producto Interno Bruto en el tercer trimestre nuestro país tuvo un crecimiento de un 2%, el cual fue liderado por las actividades económicas de la Agricultura, Ganadería, y Pesca con un 10,7%, donde el café reportó un crecimiento del 33,6%, como un baluarte del sector que, para nuestra suerte natural y empresarial, el Huila cuenta con la mayor producción nacional.
Además, el huilense German Bahamón como director de la Federación Nacional de Cafeteros ha logrado tomar decisiones oportunas frente a mejoramientos de la vivienda rural cafetera, diálogos regionales con sectores que estaban inconformes, posicionamiento de marcas, y en especial la estabilización del precio internacional que desde el lunes 18 de noviembre de 2024 está en un precio interno de referencia para la compra de café pergamino seco por carga de 125 kilogramos FR en 2,480,000 de pesos colombianos.
El pasado mes de octubre la producción de café fue de 1,34 millones de sacos con un crecimiento del 16%, en el cual el departamento del Huila es la principal potencia nacional, con alrededor de 145.759 hectáreas de café cultivadas por 86.694 familias, seguidos por Antioquia con 114.312 hectáreas, Tolima con 106.852 hectáreas, Cauca 94.442 hectáreas y Caldas con 59.052 hectáreas; todas en zonas que cuentan con pisos térmicos favorables para su tratamiento.
Finalmente, las palabras “creer en lo nuestro” han perdido valor, pero el sentido de pertenencia ha hecho grandes a las naciones, en especial aquellas que han atravesado por la guerra. El café nos hace colombianos, nos hace sentir orgullosos del paraíso natural que tenemos en todas sus tonalidades, nos debe motivar para seguir posicionando a más “Juan Valdez” y menos “Pablos” en el imaginario global.