El ser humano sin un referente trascendente, es la bestia más feroz de la jungla. El homo sapiens, ¿en verdad es sapiens? La pantera negra que es la bestia más feroz de la selva, devora hasta saciarse y para, ¿el hombre cargado de odio, cuándo sacia su sed de venganza? Hoy en muchas aulas se está impartiendo una historia narrada con odio; se le está sembrando a las nuevas generaciones, el odio, la venganza. Los genocidios de Armenia hacia la segunda década del siglo veinte, no fueron gratuitos: la eliminación de los cristianos en México, ante la intolerancia religiosa del gobierno laicista de Plutarco Elías Calles, corrieron ríos de sangre a través del territorio azteca con la gran satisfacción de las huestes del anticlerical gobierno. Los cristianos fuimos espectáculo en el coliseo romano, por el solo “delito” de seguir a Jesucristo. Al leer la historia del Imperio Romano, queda uno horrorizado por las excentricidades de los tiranos emperadores. ¡Qué horror! Gozaban viendo correr sangre humana, -la mayoría de ellos fueron asesinados por su propia guardia, algo de justicia en esta tierra-. El poder económico, político, académico, físico, social, incluso religioso, etc., sin una referencia a Dios, es el arma más inicua contra el mismo hombre. Una de tantas muestras de la crueldad humana: el malvado del Calígula nombró cónsul a su caballo, El incitatus = el impetuoso, un caballo de carreras que siempre ganaba; cuando perdió, el pérfido Calígula, ordenó decapitar al auriga ganador y al perdedor. ¡Qué horror! Todos los bufones le hacían eco al pervertido emperador, -amigo lector, busque el fin de la vida del inmoral gobernante y constatará que todo truhán termina así, excúseme, por fortuna-. ¡Qué desastre! La historia de la humanidad está llena de páginas sangrientas. El poder sin principios éticos, genera las más terribles locuras. ¡Líbrame, Señor, de los seres humanos henchidos de soberbia y enceguecidos por el poder! devoran y masacran todo lo que se interponga por delante. Invito al lector a buscar la vida de los grandes monstruos de la historia. Por favor, no se trata de ir muy lejos en el tiempo y la geografía. La historia de Colombia está marcada por tantos hechos execrables: las luchas partidistas: ¡Cómo es posible que se matase por el grave “delito” de ser conservador o liberal!, -esto, incluso auspiciado por los “grandes líderes” de la época, imposible creerlo. ¡Cuántos de los que hablan de paz, sus manos están manchadas por ríos de sangre!, ¡qué cinismo! Excúseme decirlo, amigo lector, cuando leo tantas páginas sangrientas y tantas atrocidades que ha cometido el hombre, le doy gracias a Dios que haya infierno, -si no hay justicia en esta vida, que la haya en la eterna-. Por favor, si los bandidos son absueltos y los inocentes son condenados, ¡que Dios haga justicia! Todas las conquistas que el hombre ha logrado a lo largo de la historia con la Declaración de los Derechos Humanos, firmado por la casi totalidad de las naciones; la ONU y tantas otras organizaciones filantrópicas, dan la impresión que se ha superado la época de bárbaras naciones. ¡Ah! La realidad muestra lo contrario.
