La gran mayoría de los analistas políticos serios, distintos a los mamertos de extrema izquierda radical, han denunciado los vínculos de Duque con la agenda globalista del Foro de Sao Pablo.
Razón tienen los de extrema izquierda en no denunciarlo públicamente, simplemente lo atacan como una estrategia de mantenerse en todos los procesos desestabilizadores de nuestras instituciones en Colombia y en América Latina.
Denunciar la participación del presidente en esa agenda concluiría necesariamente en el fracaso definitivo, al menos en nuestro país del proyecto globalista, parcialmente fracasado por ahora, en la medida en que la sociedad colombiana ha comenzado a demostrar que no es tierra abonada para ese proyecto de la agenda globalista.
Por eso Duque, no ha dejado fumigar, ni dejará hacerlo; por eso no deja que la fuerza pública actúe contra los manifestantes violentos; por eso los deja humillar llegando hasta las lágrimas de impotencia denunciada por varios de sus integrantes; por eso el ministro Restrepo de hacienda ya manifestó la no compra de aviones para fortalecer la defensa de nuestro territorio; por eso no cumplió los compromisos con quienes lo eligieron; nada de acabar con la JEP, por eso mantiene los narco acuerdos con las Farc; intento acelerar la agenda globalista en Colombia proponiendo la reforma tributaria deliberadamente dirigida a cumplir parámetros de esa agenda empobreciendo a los colombianos; negarse a reformas a la justicia, reforma al congreso, reducir el tamaño del Estado, y para cerrar el tercio, negarse sistemáticamente a hacer uso de las facultades excepcionales como el estado de conmoción interior, debidamente facultado por la Carta Política, para restablecer el orden institucional.
Las bayonetas se hicieron para todo menos para sentarse en ellas, decía Napoleón.
Duque terminara su nefasto gobierno en absoluto estado de zozobra; aumentando el miedo a la población, de una parte, por la pandemia, y de otra, por el cumplimiento de la agenda globalista financiada por el señor Soros, su amigo y financiador de ella, sumado al narco terrorismo, protegido por la no fumigación.
Razón tienen quienes afirman que Colombia es un narco estado; todos los caminos conducen no a Roma, sino a la entrega definitiva del estado al narcoterrorismo, como parte de ese esquema globalista.
Razón han tenido los analistas nacionales e internacionales en afirmar la existencia de la relación Duque Soros, el duo vernáculo, donde Berna Soros, pone la plata y Duque el resto.
En estas condiciones, lo mejor que nos puede pasar hacia el futuro es que el Patriota Donald Trump regrese al poder en USA, después de que como efectivamente está sucediendo, le robaron las elecciones y, que Dios nos ampare de todo mal y peligro.