En octubre de 2024, el gasto de los hogares colombianos evidenció una dinámica positiva, mostrando señales de recuperación económica tras un período de ajuste que se extendió por 23 meses. Según el informe mensual de Gastometría, elaborado por la firma Raddar, el gasto total de los hogares alcanzó los 90 billones de pesos, lo que representa un aumento del 6,07% en términos corrientes frente a los 84,9 billones registrados en octubre de 2023. Aunque en términos reales el crecimiento fue más moderado, del 0,62%, este avance refleja una mejoría en el poder adquisitivo de los colombianos, especialmente con el aumento del salario mínimo real en un 6,32% anual.
El análisis por canastas de gasto muestra que ocho de nueve categorías registraron crecimiento real frente al año anterior, destacando alimentos para el hogar, educación, electrodomésticos y moda, cuyas brechas para alcanzar niveles preajuste son inferiores al 2,3%. En cambio, las categorías de transporte y comunicaciones enfrentan mayores dificultades, aunque ya muestran indicios de recuperación. Este comportamiento positivo en la mayoría de las canastas se atribuye a la menor presión inflacionaria, especialmente en productos de primera necesidad, y al adelanto de compras navideñas.
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En términos mensuales, todas las canastas superaron los niveles históricos promedio de octubre, siendo moda la categoría con mayor crecimiento, impulsada por el interés anticipado de los consumidores en prepararse para las festividades de fin de año. Electrodomésticos, entretenimiento y vivienda también lideraron el dinamismo del gasto, evidenciando un cambio en las prioridades de consumo de los hogares colombianos en un entorno económico más favorable.
Por otro lado, la colocación crediticia, incluyendo tarjetas de crédito, créditos de consumo y créditos hipotecarios, creció un 12,7% anual, destacando la colocación de créditos hipotecarios con un aumento significativo del 37,1%. Este repunte en la actividad crediticia, junto con el incremento en la capacidad de compra por el aumento del salario mínimo real, refuerza la percepción de un panorama más optimista para la economía doméstica, donde los hogares pueden afrontar gastos con mayor holgura.
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