DIARIO DEL HUILA, TENDENCIA
Efe
La lucha mundial contra la crisis climática se desarrolla en un escenario de dos velocidades, en el que países como Alemania apuestan por políticas más agresivas y ambiciosas, mientras que otros, como China adoptan posturas restrictivas, con objetivos cortos de reducción de emisiones.
En el continente europeo, la búsqueda de estrategias políticas y energéticas para elevar la ambición climática sigue las directrices dictadas por la Unión Europea (UE), encaminada a convertirse en 2050 en la primera potencia climáticamente neutral del mundo.
Algunos estados como Alemania se sitúan ya en la parrilla de salida de los países más adelantados en políticas climáticas, al disponer de suficientes herramientas para recortar sus emisiones para 2030 en un 65 % respecto a 1990 (frente al 55 % previo), en un 88 % para 2040 y alcanzar la neutralidad climática para 2045, cinco años antes del compromiso comunitario.
En el Reino Unido la Ley para el Cambio Climático, de 2008, establece objetivos legalmente vinculantes a fin de disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero en, al menos, un 80 % antes de 2050, frente a los niveles de 1990.
Sin embargo, el Gobierno británico -anfitrión de la próxima Cumbre del Clima (COP26) de finales de año en la ciudad de Glasgow- anunció meses atrás que acelerará la reducción de las emisiones de dióxido de carbono en un 78 % en 2035 -frente a los niveles de 1990- a fin de contribuir a erradicar los impactos climáticos, un nuevo objetivo que convertirá en legislación.
Italia quiere reducir las emisiones de carbono del país en un 60 % para 2030 además de revisar su sistema de subastas de plantas de energía renovable para seguir el ritmo de otros estados del entorno, como España.
En Francia existe un proyecto de ley, la llamada Ley del Clima, que la Asamblea Nacional aprobó a principios de mayo, y que aún debe pasar por el Senado y que prevé una reducción de gases contaminantes del 40 % para 2030, respecto a 1990.
Entre las principales medidas que prevé el país galo figuran la prohibición de las conexiones aéreas domésticas -si hay una conexión ferroviaria de menos de dos horas y media- así como la publicidad de los combustibles fósiles, la construcción de nuevos aeropuertos o ampliaciones de los ya existentes, y el uso de calefacciones en las terrazas de restaurantes y cafeterías a partir de 2022.
España, que se ha adherido a la nómina de países europeos que cuentan con mandato legislativo vinculante tras la aprobación hoy de la Ley de Cambio Climático, establece objetivos mínimos nacionales para 2030 de reducir las emisiones en al menos un 23% respecto a 1990; alcanzar una penetración de renovables en el consumo energético final de un 42 %; y lograr una sistema eléctrico con un 74% de generación a partir de energías limpias.