Por: Froilán Casas
Hemos llegado a formar un colectivo social marcado por el odio y la pasión. El problema son los otros. El libro Santo nos dice: “El que esté sin pecado que tire la primera piedra”. ¡Qué actitud tan cínica! Hablar de paz construyendo violencia. Cómo me duelen esos discursos agresivos marcados por el odio visceral. Cuando leo con dolor los genocidios ocurridos aquí y allende los mares, se constata que están precedidos de discursos incendiarios. Nuestro país ha pasado del horroroso odio partidista y sectario a la lucha de clases. Cómo puede hablarse de democracia cuando se conculca la sagrada libertad. Permítame citar al tribuno del Pueblo, Don José Acevedo y Gómez: “Si dejáis perder estos momentos de efervescencia y calor, si dejáis escapar esta ocasión única y febril, antes de doce horas seréis tratados como sediciosos, ved los grillos, los calabozos y las cadenas que os esperan”. Es verdad, en buena hora se dijeron tales palabras; pero hoy el discurso que se maneja es para enardecer a las masas y éstas de una manera irracional, incendian, matan y como horda se abalanza sobre tantos inocentes. Un ser humano marcado por el odio y la pasión es más cruel que el peor felino de la selva. Por favor, empleemos un discurso que proponga soluciones y que se emplee el voto como la mejor arma de la democracia. Por favor, castiguemos al que es deshonesto y ladrón con la cosa pública. Distingamos entre solidaridad y complicidad. Si usted vota por un candidato que a su juicio es corrupto, usted no es solidario, usted es cómplice. No se pregunte qué hacen los demás por usted, pregúntese qué hace usted por los demás. Destruir es fácil, construya a ver cuánto le cuesta. Por favor, no seamos iconoclastas, seamos proactivos no reactivos. El pasado se puede cambiar si usted tiene una mentalidad y acciones que contribuyan a salir de la pobreza y del caos en que vivimos. Los males no los han construido los marcianos, son los seres humanos, con nombre propio los autores de tanta injusticia y desigualdad. El secreto para salir de la pobreza es el trabajo productivo, no las armas incendiarias. Los japoneses nos dan ejemplo, después de la guerra quedaron en la más terrible miseria y, ¿cómo salieron de tal situación tan nefasta? ¿Peleando entre sí?, no por favor, con el trabajo productivo, llegaron a ser una de las economías más sólidas del mundo. Vayamos a Singapur, ¿qué era hasta 1965? Y, ¿cómo está ahora? Es una de las economías más sólidas del mundo. Lo mismo Corea del Sur, los países Nórdicos, ¡qué bienestar! ¿A base de qué?: trabajo productivo y cero corrupciones. Padres de familia: no siembren odio en sus hijos por los errores que otros cometieron en el pasado, no justifiquemos los errores del odio y la barbarie del pasado para cometer peores atrocidades hoy. Un grande ejemplo: Nelson Mandela estuvo 27 años en la cárcel por la causa de la independencia de su país, Sudáfrica, cuando salió en libertad, se lanzó de candidato a la presidencia y gobernó a su país cuatro años. Cero venganzas, ¡qué ejemplo!
