Por: José Eustacio Rivera
El país espera que el comité de paro y el Gobierno Nacional llegue lo más pronto posible a un acuerdo que depare consensos a corto, mediano y largo plazo, pero los resultados y anuncio no los vemos aún. Las pérdidas del aparato productivo llegan a más de 15 billones de pesos, siendo aún peor, los enfrentamientos entre protestantes y fuerza pública, causando más daños al bien público, heridos, víctimas fatales y mayor declive de la economía. De darse la declaración de conmoción interior traería más sangre e incertidumbre. ¿Se suspenderían alcaldes y gobernadores que no acaten tal medida? Es sumamente peligroso para la estabilidad democrática llegar a tal punto.
La ONU (Organización de las Naciones Unidas) afirma que los bloqueos son una forma de protesta pacífica legitima, pero a la vez la OIT (Organización Internacional del Trabajo) reconoce el derecho a la manifestación, pero no permite afectar las garantías que el Estado debe brindar, a la ciudadanía y a la misma fuerza pública, que estableció desde 1976. A 25 días del paro nacional, veo con mucha preocupación la renuncia del Comisionado de Paz, ya en un punto clave de acuerdos con el comité, y peor aún a inicio de diálogos exploratorios con el ELN. El presidente Iván Duque no tiene un norte definido, no hay cohesión de gobierno y cómo si fuera poco no se le ve la voluntad de que esto se arregle pronto.
Los representantes han venido pidiendo garantías para la protesta, para iniciar un acuerdo con el gobierno, solicitando el desmonte del ESMAD y el retiro de la fuerza pública de las calles. Solicitud que vislumbra un largo paro nacional. Teniendo en cuenta la puja que se tendrá en el Congreso de la República para la moción de censura que tiene fuerzas divididas, producto de la mermelada que se desliza por el Salón Elíptico, y quienes sí se han puesto la camiseta por la solicitud de quienes protestan.
Mientras se define un pliego de emergencia y un pliego definitivo de solicitudes del comité de paro con el Gobierno Nacional, se sigue exigiendo que se acabe los excesos y se retire de servicio a los miembros de la fuerza pública que han sido gestores de desproporcionadas acciones y de fuerza desmedida contra manifestantes.
Preocupa no sólo la ausencia de liderazgo en la mesa nacional, un joven Ministro como el de Vivienda sin ningún tipo de experiencia y capacidad de consenso, un Comisionado de Paz ausente y a pocos días de partir del gobierno. Un Gobernador que no concreta y busca consensos, buscando culpables y unos alcaldes sin muchas herramientas de negociación.
Nuestra bancada parlamentaria temerosa y poco protagonista en este escenario, y una Asamblea Departamental que sacó un ambiguo comunicado, reflejan la falta de liderazgo de nuestra clase dirigente. Preocupa no tener un ABC claro de lo que será el pliego definitivo para llegar a un acuerdo final. Más días de bloqueo, causarán daños irremediables a futuro. La iglesia católica debe de dejar de ser garante y generar avances claros. No se pueden generar más bloqueos, que causan desabastecimiento, atraso económico y desaceleración de desarrollo para nuestras regiones. Necesitamos urgentemente un ACUERDO NACIONAL.