Por: José Eustacio Rivera Montes
Es más que claro que la elección del 2018 dividió más Colombia, y la polarización se ha venido agudizando al pasar el tiempo. Ese sonado discurso de “extremo centro” que dio una vez Petro reconociera su derrota. Lleno de esperanza, pero ha estado lejos de cumplirse ya en su tercer año de mandato. La solución a la crisis nunca vendrá de las personas que más dividen, y Duque no solo divide y sigue preso en su partido y jefe, es arrogante y terco.
El Uribismo se aprovechó del desgaste político del proceso de paz, produciendo indignación, malestar y sobre todo pesimismo para ganar el plebiscito con verdades a medias y con los medios jugando a favor. Ganaron las elecciones en cabeza del hoy principal enemigo de la causa perdida de Uribe, que Iván Duque. Un actor de televisión que gobierna desde la casa de Nariño.
Petro hoy de lejos seria el presidente, según las mejores encuestadoras del país. Con el partido con más de 30 candidatos a la presidencia de la república. ¿Es Petro la persona que reconciliaría al país? Tiene un discurso de división y revanchismo contra otros sectores (Los que nos tienen jodidos). Es el momento de un liderazgo que escuche a todos, con liderazgo, tenacidad y capacidad de cohesión, para que el país tenga transformaciones profundas. Hay que generar confianza y garantías a todos los ciudadanos.
La violencia, el inconformismo y la explosión social que hoy vive el país, es bastante preocupante. El irrespeto a la institucionalidad es bastante profunda. Más allá de un reto de izquierda, centro o derecha es sacrificar la sensatez. Los Electores deben entender de una vez por todas que se deben elegir visiones capaces de reconciliar a todos los colombianos, la violencia política no puede volverse en un referente de normalidad social.
Si la fotografía del 2018 se repite en el 2022 en medio de las diversas y muy buenas opciones que hoy tiene el debate electoral, la segunda vuelta la volvería a disputar el Petrismo al lado del uribismo. Teniendo como únicas dos soluciones, dos visiones de país, que nos traen desde el 2014. El centro y los recién bautizados, coalición de la Esperanza mueren lentamente, teniendo las mejores opciones. Camilo Romero, Juan Manuel Galán y Humberto de La Calle de lejos, capaces y el liderazgo que necesita esta coyuntura social.