Por: Álvaro Hernando Cardona González
Hoy es el Día Mundial del Ambiente. Y es oportuno comentar que esta semana que pasó, culminamos el Seminario Políticas Públicas y Problemática Ambiental, que hace parte del doctorado en Educación y Cultura Ambiental, de la Universidad Surcolombiana. Con un grupo de acuciosos investigadores, la mayoría de ellos ya especializados y magísteres estuvimos repasando las nociones sobre políticas públicas y normatividad ambiental, relaciones entre las problemáticas y la educación ambiental como instrumento de gestión y acción, y otros aspectos.
Recordamos los orígenes de la educación ambiental que son iguales a la normatividad ambiental nacional y el paralelismo existente entre normatividad y educación. Es decir, que la educación tiene primerísimo lugar en la gestión ambiental.
Los doctorandos descubrieron cómo la educación ambiental, como herramienta basada e importante para alcanzar el desarrollo sostenible, es urgente rescatarla y fortalecerla como estrategia para evitar y resolver los conflictos sociales en relación con nuestro medio natural.
Coincidieron con nosotros en que para resolver nuestros conflictos y aún mejor, resolverlos, se requiere sincerar sus causas, aplicar un pensamiento y acción auténticamente éticos para buscar su solución, y estudiar cómo definir los “puntos finales” a las discusiones.
Recordamos cómo en una de tantas conferencias que dicta el profesor Enrique Leff, en una expuesta en la Universidad de Guanajuato en el 2014, titulada Educación y filosofía de vida (se halla en YouTube), plantea: 1. Que el origen de la educación ambiental debe datarse de 1972 con la Conferencia Mundial del Medio Humano en Estocolmo (a propósito de la hoy celebración del Día Mundial del Ambiente); 2. Que desde entonces, se ha generado una resistencia contra la educación ambiental, porque las informaciones sinceras sobre origen, causas, gravedad, y soluciones de la problemática ambiental no convienen a muchos desarrollistas; 3. Y que poco reclaman los estamentos educativos y docentes por el empoderamiento de la educación ambiental.
Debemos retomar la discusión sobre cómo la educación ambiental debe incluirse en los currículos y calar en los educandos máxime cuando las condiciones de vida en el planeta han cambiado. Lo que se sabía ayer ya está revaluado o es más profundo. El ambiente natural ya no es el mismo.
Si educamos para disminuir los conflictos y resolverlos de manera más práctica (y evitar que sigan surgiendo) definitivamente la búsqueda de alternativas en la gestión, la política pública y acción deben ser diferentes a las que hemos desarrollado hasta ahora. En la educación está la clave del futuro ambiental, pues necesitamos primero paz y sigue esquiva. ¿Somos violentos con nosotros? Cuánto más lo estamos siendo contra la naturaleza.