Por: Froilán Casas
¿Por qué seremos tan sesgados en nuestras apreciaciones? Cada uno interpreta la realidad desde su propio horizonte hermenéutico, decía G. Gadamer. Muy cierto. Las mentes viscerales están mercadas por la parcialidad y la pasión, son capaces de cometer los peores crímenes. Personas cargadas de pasión son crueles en sus juicios, no perdonan nada y expelen toxicidad en los mismos. El gran filósofo griego, Aristóteles decía: “Amo mucho a Platón pero amo más la verdad”. ¡Qué sabiduría! Tener un conflicto con personas marcadas por el odio y la pasión es estar expuestos a los más terribles crímenes. A nivel de conocimiento, la verdad no está hecha, es una búsqueda permanente. Lo que hoy sabe usted, lo perfeccionará mañana. Por eso el sabio no se casa con su verdad, está abierto a aprender permanentemente. El que tiene mente cerrada y obtusa, nunca reconoce el error, el error lo tienen los otros. La terquedad es signo de poca inteligencia. No pelee con el necio e ignorante, pues siempre tiene la razón. Por favor, no pelee con el que nada tiene que perder. Los sectarios en religión, en partidos, en etnias, etc., tienen una mente muy limitada, limitada por su propia terquedad y obcecación. ¡Líbranos Señor del terco e ignorante con poder! Es el peor tirano y exige culto a la personalidad. ¡Cuidado, un ignorante con dinero es excéntrico! La persona que va buscando la verdad es pausada, es capaz de rectificar, de ofrecer excusas, es capaz de aprender, pues reconocer el error es ganar la verdad. El amante de la democracia no se casa con un partido, se casa con la verdad. En la democracia no hay caudillismo, el liderazgo no se hereda, ¡cuidado!, evitemos la mentalidad monárquica, los títulos no se heredan, se adquieren por capacidad. Por favor, brille con luz propia, no se valga del pasado exitoso de sus padres, ellos hicieron historia, su reto es construirla, no heredarla. No sea mediocre, constrúyala. El demócrata no se casa con un líder, se casa con unas ideas y las defiende con pasión, sin imposición. Los demás también tienen sus razones. Por favor, aprenda de los otros, como dice el poema Desiderata: incluso del torpe e ignorante, ellos también tienen su propia historia. Las personas fanáticas en lo religioso, político, étnico, deportivo, geográfico no tienen la capacidad de diálogo. Ellos siempre tienen la razón. El libro de Los Proverbios de la Biblia está lleno de sabiduría: “Quien corrige al cínico recibe insultos, quien reprende al malvado, desprecio. No reprendas al cínico que te odiará, reprende al sabio y te amará”. ¡Qué sabiduría! Para qué gastar pólvora en gallinazo, discuta con quien tenga ideas, no fusiles. En un diálogo constructivo, las partes hablan sin pasión y con actitud propositiva; los argumentos tienen soportes de razón, no de odio o resentimiento. El violento no tiene la razón, tiene las armas y lógicamente se impone; se impone sí, por un tiempo, -claro, causando muchos males-. En la construcción del pensamiento hay que pasar por muchos altibajos y zonas escarpadas, lo importante es continuar la marcha sin sesgos y pasiones. Cuídese mucho del visceral, nunca acepta la derrota
