Desconcierto, Indiferencia?
Por: Julio Bahamón
La llegada al país de la sesgada comisión de mamertos de derechos humanos de la ONU creo el desconcierto en la ciudadanía y nos dejó preocupados por la indiferencia de nuestras autoridades. No tanto por el resultado de su tarea, sino por los términos de la injusta declaración que le escuchamos a uno de los voceros de esta, el diputado argentino enviado por Cristina Kirchner, Ismael Jalil sin que autoridad alguna se hubiera ocupado para desvirtuarla. Damos por descontado que la mentada comisión de la ONU llego invitada por sus colegas de la Colombia inhumana a despotricar del gobierno y sus autoridades, y antes de que iniciaran las pesquisas, algo que nunca debió ocurrir, recibió un libreto preparado por los conmilitones de Gustavo Petro y, con esa partitura se fueron a recorrer y a recoger las versiones amañadas que les entregaron sus adláteres y compinches en las zonas mayormente afectadas por los actos criminales que conocimos. Por lo tanto, para la inmensa mayoría de compatriotas que somos testigos de los desmanes del paro, las aseveraciones falsas conforman un acervo de calumnias y de mentiras con las que pretenden enlodar la dignidad del gobierno del presidente Duque y de su mentor el expresidente Álvaro Uribe Vélez. De ahí que, para los que tenemos claro cuál es el liderazgo para Colombia del expresidente Álvaro Uribe Vélez, no nos cabe duda de que la barbarie fue orientada y dirigida contra él y contra lo que él representa para el presente y la seguridad futura de la república. La situación que hoy amenaza la estabilidad social del país no admite medias tintas. O somos sus amigos, o no lo somos. ¡Sin pelos en la lengua! Ese cuento que están propalando algunos de que la solución para Colombia podría ser, Ni Petro, ni Uribe, no la podemos aceptar. ¿Cómo así, que tenemos que prescindir de lo bueno conocido, para darle paso a la mediocridad? Lo que tenemos que decir, sin miedo y con fuerza es, Uribe si, Petro No. Desafortunadamente la actitud medrosa del gobierno, así lo califico el obispo de Ibagué monseñor Mario García Isaza en un artículo, hecho viral, en el que analizo lo que denomino, “una verdadera profilaxis al putrefacto cuerpo del estado”, le otorgo credibilidad a un organismo truculento que se ocupara de desacreditarlo. Llego la hora en que el presidente Duque deje ver su liderazgo y en consecuencia encabece personalmente ante los países amigos una escalada internacional mostrándoles la realidad de lo acontecido. Si no hay correctivos, esto será lo que iremos a recoger de lo que hemos sembrado en los últimos 40 años; Resultado de una corrupción sin castigo, y eso tiene indignados a los jóvenes y a muchos adultos que, hasta hace poco creían en una posibilidad de cambio, han esperado pacientemente y, en su lugar, lo que observan es un proceso de descomposición social mayúsculo que ya vacío toda esperanza entre los muchachos y muchachas que se declaran “mamados” de tanta mentira y de tanta inmoralidad. Algunos quieren hacernos creer que todo se debe a una estrategia del gobierno para desacreditar la protesta. ¡Horror! ¿Tenía acaso derecho el régimen a esperar que destruyeran durante 40 días a medio país, a Cali y a otras ciudades y regiones para reaccionar, y luego mostrarse sumiso ante la comisión de mamertos de los derechos humanos de la ONU? El mundo al revés. Si los tres poderes del estado se debilitan de acuerdo con la teoría clásica del político francés barón de Montesquieu, es evidente que un triángulo sin el equilibrio necesario, de pesos y contra pesos, corre el riesgo de caerse estrepitosamente.